viernes, 18 de enero de 2013

VIIIC

VIIIC

En la cuna de tus entrañas
renacerá tu llama,
consumirá las cenizas
de extinciones pasadas,
para alcanzar una plenitud
antes olvidada 
en el letargo de la tristeza.

Resucitará un alma ardiente,
que nutre de pasiones
la sangre de un ser fogoso,
que con su mirada
derrite la ingenuidad de la mañana,
con fugaz destello en el firmamento.

No hay lucero que ensombrezca
su aura divina,
no hay dama que ensombrezca
a la esplendida Atenea,
no hay mujer que doblegue
el volcán que emana de su interior,
con los mas bellos dones
por los que un corazón 
se rendiría...

Y si la sensatez huyó
bendita sea la hora
dama de seda,
que con tu voz seduces
la locura,
poniendo en riesgo la cordura.

solo una suplica a Poseidón
arrebatará el incienso
de su recuerdo de una mente,
poseida por un hechizo
que la tormenta atrajo...

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