miércoles, 30 de enero de 2013

CII

CII


Con solo pronunciarte
con solo evocarte,
mi cuerpo se sumerge
en el dulce cáliz
de tu recuerdo.

encontrándonos en los limites,
rozando nuestras almas
en un mar de sensaciones,
pasadas presentes o por alcanzar,
inmunes al tiempo siempre preferente.

Al anochecer,
en las instancias de la ensoñación
llegas a mi presencia envuelta en brumas,
atrayéndome con tu ardor,
fundiendo nuestras conciencias
en la balada que nos nace con candor,
arropándonos de la fría distancia.

El paraíso llega a naufragar en pesadillas,
a corroer las horas del reloj con desesperación,
mientras el desvelo recorre la linde
de la realidad con enojo,
descubriendo que es inútil hallar la senda,
tildando las sombras con los perros
de la tirana duda,
siempre acosante en la sombra.

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