lunes, 16 de septiembre de 2013

XVI

Entre el llanto y el bullicio,
Manos y almas se estrechan,

Logros y despedidas,
Que en una noche todo culmina,
En ese adiós roto,
Por la tristeza y la incredulidad,
Del manto que ensombrece,
La estrella de venus...

En cada mirada una voz,
Unidas al corazón de ser...
Una para todas y con todas una,
Donde la era fue historia,
Naciendo un único hogar, que creció en cada una,
Coronando con laurel

Ese templo que guardamos.

Hebras de una bandera,
La fuerza de un pensamiento,
Así son las hijas de Eva,
Rebeldes y libres,
En el rictus del orden establecido.

Ondeando en sus vidas,
El orgullo de ser,
Memorando al ocaso ese templo celestial,
En el que manos y almas se estrechan,
Al llegar y despedir,
Sin olvidarlo en el tiempo de vivir.

Hojas echadas al viento,
Que hallaran su cenit juntas

Para ser polvo y semilla,
Allá donde amanecerá
Un nuevo futuro,
Prodigio de ser y creer
Sin perder la fe.

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