sábado, 30 de junio de 2012

LXIX



LXIX


Un suspiro que alberga un sueño,
Unas manos que ansían un futuro,
Un roce que altera el mundo,
Desplegando la fantasía en su fuero,
Albergando los suspiros del deseo,
La desesperación acontecida,
Las caricias que rememoran el sentimiento,
Emociones pasadas que calientan
Y reviven mi ser.

Ya al pasado quedaron tantas cosas,
Que la mayoría ya no importan,
Son frondosos los recuerdos,
Ya un bosque forman a la memoria,
Cada hoja alberga un instante,
Una emoción,
Y las sensaciones se multiplican a mil,
Al vivir un nuevo instante que te embargue
Del antes y el ahora….

Si mi musa nace del alma
Si mi emoción nace de cupido,
Si mi talento lo trajo atenea,
Todo en si es un prodigio,
Ya en la memoria albergo
Tanto regalo de la inconsciencia,
Que la emoción siempre palpita
En cada palabra que nazca
Y enerve un nuevo canto
A la palabra, al verso, al santo
Divino de esa sirena,
Que es mi musa prodigiosa.

viernes, 29 de junio de 2012

ICARO






Muchos vivimos en prisiones complejas, muchos soñamos con alcanzar el cielo al igual que Icaro,  vivir el sueño y la esperanza de alcanzar nuestras metas, sueños y aspiraciones, es la ilusión de nuestra alma.

Icaro, alzó el vuelo muy alto, se enamoró de la luz del sol, quiso abrazar su calor,  pero nunca pensó el precio que debió pagar, ya que sus alas perdió en su ascenso y cayó al depravado infierno, sus ilusiones fueron fulminadas con la llama de la inconsciencia.

Somos almas soñadoras, damos nuestros deseos a la inspiración y moldeamos nuestros sueños con el esfuerzo de alcanzar una cúspide todavía lejana.

Pedimos a Icaro que vuele alto, pero pensamos cuan grande puede ser la caída, ansiamos alcanzar pronto nuestras metas y nunca nos detenemos a razonar si estamos listos para enfrentarnos a la bestia que siempre guarda la guarida del tesoro, por que nuestra ingenuidad nos empuja, nuestros sueños nos levantan y si conseguimos llenar otro reto nos espera, así que uno vive alzando la espada de la determinación y luchando por seguir caminando.

Es nuestra fe de conseguirlo lo que impide que nos rindamos, así voló Icaro, olvidando toda precaución, y sus alas se quemaron con sus ilusiones, con todo nos preguntamos si algún día nosotros sufriremos el mismo destino, y si fuera así, sobreviviríamos, o por el contrario caeríamos al purgatorio de Dante, con todo uno se pregunta que es  mas conveniente si empezar desde las cenizas o seguir sin mirar atrás.

Volar, sentir el viento al rostro, las alegrías, la bofetada de fracasos que siempre funden una nueva alma, mas fuerte y vigorosa, nunca se desea rendirse, siempre se desea seguir sintiendo ese mundo que seduce y llena una parte de ti como ninguna otra cosa, y bates tus alas con mas fuerza, tus ilusiones con mas apremio, tu fe como una lanza la esgrimes, y te lanzas a la conquista.

Somos caballeros, ya extintos, soñadores ingenuos, soplos de viento que viaja sin destino, y seguimos combatiendo por culminar la tierra prometida.




jueves, 28 de junio de 2012

CONTINUACION DE MI DESCONOCIDA


SERENA


El impulso que me llevó a salir corriendo era irracional, sabia de sobra que debería haberla enfrentado, pero el sentirme indefensa y ante todos fue superior a mí, no me sentía lista para una escena así, con todo no era una razón y menos una excusa suficiente para el como había actuado.

El cielo no mostraba un buen panorama a esas horas, primero pensé en ir a casa de Adela pero algo me dijo que no era un buen lugar, al llegar a aquella altura seguí conduciendo sin saber muy bien hacia dónde, casi llegando a mi casa, cogí un camino a la izquierda que recorría la costa, al pasar por el lado ajardinado de la casa sentí un nudo al estomago, lo ignoré y huí de esos miedos que intentaban atraparme, de alguna manera continué hasta verme frente al faro.

Allí salí del coche tras mirar a mi alrededor sin saber muy bien que razón me llevó justo a ése lugar, pasee unos minutos rozando la hierba con mis manos, respirando bocanadas del aroma salado del mar, sintiendo el frío de la tormenta en mis costillas, algo fuerte se avenía, apenas me volví vi como el cielo oscurecía cada vez más y en cierta manera pensé que se veía tan oscuro como la tristeza y el malestar que yo llevaba dentro, un golpe de viento me hizo retroceder y pisar mal, lo que llevó de bruces al suelo, el cuál tan húmedo estaba que me moje toda y me recorrieron escalofríos por todo el cuerpo, pensé en volver con el coche a otro sitio, que no era  buena idea estar ahí, pero lo primero de lo que me percaté fue de que el mismo estaba atrapado en un barrizal, que comenzaba a caer lluvia copiosamente y tenia que resguardarme en un lugar más sólido, sólo me quedaba el faro.

Entre patadas, y un palo que hallé conseguí abrir la puerta de entrada, aquello se veía tan lúgubre que daba miedo entrar, un relámpago iluminó todo y el mismo miedo a la tormenta me empujó a correr dentro y cerrar apresuradamente, un trueno me había sobresaltado, me dieron ganas de reírme de mi misma al pensar que me asustaba como una niña pequeña, busqué bajo los reflejos de los relámpagos un candil o una vela, sobre la mesa pude vislumbrar uno y me dirigía a él  y lo prendí, el candil no sostuvo la llama por falta de aceite pero la vela si que ilumino la estancia, apenas me hacia a la idea de cómo era el lugar cuando la puerta se abrió de pronto,  y yo salte a un rincón algo mullido, la sombra de una figura femenina se discernía al quicio de la puerta, iluminó la estancia con una linterna y fue pasando el haz de luz alrededor, tras tanta luz me era imposible saber quien era, al cabo de unos minutos me alumbró y ahí quedó unos instantes, ignoro si se sorprendía o era lo que esperaba, pero enseguida cerró la puerta y entró dos pasos, un trueno retumbó a nuestro alrededor, ella abrió de nuevo la puerta, y su voz me traspasó, aunque todavía no podía ver su rostro supe que era ella con su voz, al principio al ver sus movimientos tuve la esperanza, pero no es lo mismo verla ágil que alguien que camina pesarosa mente y se encorva algo por el cansancio y a ella ya se le notaba, pensé que debía haber sobrepasado ya sus limitaciones y todavía se estaba recuperando. La seguí dudosa, y ahí estaba la razón de su empeño por volver fuera, una moto grandiosa que quería proteger de la intemperie, me uní a sus esfuerzos y casi sin aliento conseguimos pasar el umbral con ella, hubo un momento que pensé que no lo conseguíamos y fue cuando ella me sorprendió en un gruñido de coraje que le dio un fuerte empujón y la hizo ceder hacia el interior, apenas me dio tiempo de abrir primero los cerrojos, pero si de colocarme a su lado y ayudarla a introducir  la moto dentro, apenas nos vimos resguardadas de la lluvia, ella calló al suelo sin fuerzas, percibí algunos temblores en su cuerpo, no le dije nada, me ocupe de recolocar la moto y cerrar la puerta al exterior, para sumarme a ella a descansar.

Al cabo de un rato ella comenzó a moverse de aquí para allá, de vez en cuando me miraba, yo la observaba absorta descubriendo lo desenvuelta que se veía allí, así como de su conocimiento de que hacer en una situación así, en minutos todo estaba resguardado y el fuego encendido, las mantas a nuestro alcance y un zurrón de comida sobre la mesa, la cual moví yo a su petición, ahora la situación se volvía más extraña, su silencio me era mas inquietante que la tormenta del exterior.

La idea de estar ahí atrapadas las dos juntas y en silencio empezó a asfixiarme, el recuerdo de lo sucedido antes a la taberna me punzaba al pecho, no pude aguantar más y necesitaba saber cuánto estaríamos esperando ahí aisladas y juntas, deseando en todo momento tener libros o lo que fuera que me evitara mirarla y sentir ese ahogo.

Su respuesta fue tan poco alentadora que me sentí peor, la cosa podía durar mucho más de lo que pensaba,  quedé en silencio y una idea no paraba de darme vueltas a la cabeza, por que ella estando todavía medio incapacitada toma una moto y se aleja tanto, por que no salió Edmundo como suele hacer el hombre, a fin de cuentas es el mayor apoyo por lo que pude percibir desde que llegué, y con todo como me encontró en tan poco tiempo, apenas pude preguntar lo mas recriminatorio que podía salirme, en verdad no tener las ideas claras tiende a crear conflictos de la nada.

Finalmente no fui capaz de replicarle a algo tan simple, no me atrevía admitir que si quería verla a ella y a la vez me daba miedo lo que pudiera descubrir ahí a solas…

Ella me miró directa esperando, al final algo se removió en su interior por que su actitud cambio, mi instinto de protección reaccionó a su tono y una especia de discusión se abrió paso entre los truenos y las emociones que despertaban, bajo su mirada fiera y en sombras ya que la luz le daba a la espalda y a mi directamente al rostro, me sentía en desventaja.

Su voz se volvió tensa pero suave, y me quedé sin palabras, la escuchaba como hipnotizada y sintiéndome culpable de la razón que tenia y como cada frase me pesaba en el alma.

-         Yo no tuve oportunidad de huir, tampoco de decidir, fuiste tu quien tomo la decisión y  la palabra de lo que yo querría, en un momento que me faltaba a grandes rasgos la cordura, huía de mi, de ti, de lo que me venia como futuro, pero no podía hacer nada ni marchar a ningún lado, seguí ahí aparcada en una cama mientras marchaste, dime que te hizo pensar que Estela fuera más importante, que ella siguiera en mi vida, nunca me has preguntado directamente por ella y sabes que existió.

La confusión y la culpa aumentaba en mi interior, pensaba en sus palabras, en sus emociones hacia Estela, las razones que tendría para darme tantas explicaciones y sobretodo esa cólera contenida que reflejaban sus ojos, finamente la vi respirar conteniendo un sollozo y mi voz tomo la iniciativa casi sin darme cuenta lo que contenía en mi interior salió como enfundando en un valor que me era nuevo, confiaba en su reacción, por alguna razón sentía que ahora era el momento de confiar en ella, en mi y en lo que nos mantenía ahí unidas luchando por la sinceridad.

-         Se que me he equivocado, se que no me ves digna, también que difícilmente creas que siento hacia ti tras tener algo con Adela….

-         Pues comencemos por ahí, tu me cuentas que pasó con esa mujer en vez huir, y yo en vez callar te cuento mi historia con Estela.

Me vi desarmada, temía exponer algo que me alejara todavía mas de ella, con todo sabia que no podía esconderme en mi mutismo como si fuera una armadura, si habíamos llegado hasta ese punto, no podía retroceder, mejor dicho no debía hacerlo, ese instante se me hacia tan difícil que mi mente se sumió poco a poco en la marcha, en el dolor de perderla, de abandonar todo resquicio de esperanza y mi corazón roto al reconocer que seguía amando a su primer amor y yo no seria ni mucho menos una posibilidad, el dolor me embargo con fuerza con cada recuerdo y la tristeza se apoderó de mi voz, al menos así lo percibí yo, pero seguí con mi determinación…

-         Marchamos y  las dos viajábamos en silencio, sumidas en nuestra perdida, dimos muchos cambios de sentido, primero tomamos una dirección ella luego cambió de idea luego hacía otro lado y recordé algunos colegas de mi padre a la zona y volvimos a cambiar de rumbo, apenas hacia falta decirnos mucho, hasta que llegamos a una zona que nos agradó, forestal y con aire de pueblo a la vez de una zona de turismo, no lejos un campo de golf. No nos importó mas que el poder descansar y tomar algo, finalmente decidimos instalarnos ahí por un tiempo hasta tener las ideas claras, y buscando dimos con un piso en alquiles que llevaba Adela, yo me sentí muy aturdida apenas la vi, además de desconsolada me sentía muy sensible a su cercanía, a su modo de mirarme, de alguna manera su mirada me abrazaba,  ella nos abrió la entrada a su hogar y la electricidad que a las dos nos recorría, parecía ser mutua. Su mirada seguía en mi cada vez que yo alzaba la mía, su voz es tan calida que cuando la escuché esa noche me caldeó por dentro, me sentía seducida con su sola presencia, nos invitó y aceptamos, Sam quedó en seguida transpuesta tras tantas horas al volante, y yo la acompañé a la cocina para ayudar. Mi mente divagaba de ti a lo que ella me hacia sentir y aunque no lo tuve planeado, aunque pensé que era peligroso seguir cerca suyo esa noche cuando tras irme a dormir algo se apoderaba de mi poco a poco, volví hacia la cocina o eso creo, la verdad mi mente no la recuerdo muy lucida esa noche pero si mis emociones y cuando me la volví a encontrar toda mi voluntad fue barrida con su cercanía, la acompañe hacia su cuarto, las dos ya nos sentíamos unidas y las ganas nos superaban, y sí nos acostamos, tampoco me entregué por entera, esa noche nos dimos compañía, alivio y afecto, y gracias a ella fui capaz de descansar sin llorar.

-         Así que al primer contacto os sentisteis atraídas, pero dime, ¿sentiste ganas de darle todo?
-         Sentí ganas de hacerla feliz, de sentir esa protección que ella me brindaba, de estar a su lado y que no volviera sentirse sola, quería darle la paz que ella me daba con su cercanía, pero creo que aun con todo el aprecio que he sentido por ella, no la he amado, por que siempre te he tenido presente aun cuando no he querido, siempre me negaba pensar en ti y de una o de otra acababas en mis pensamientos.

-         Y el resto del tiempo vuestro idilio ¿Cómo fue?.

-         Al día siguiente me accidenté y estuve convaleciente muchos días, ella no me permitía hacer esfuerzos tampoco es que pudiera por los mareos, se comportó como una madre, también siempre pendiente de mis estados de animo y las curas, Sam tenia estudios de enfermería y se forjó un lugar a la comunidad y se convirtió en alguien muy querido, yo más bien en una carga. Cuando supe todo lo ocurrido pensé en volver, mas que pensarlo fue un deseo implorante que me consternaba no cumplirlo de inmediato, pero me di cuenta que no quería marcharme sin más, me quería ir despidiéndome de ella con el mismo afecto con el que me recibió, quería regalarle una noche mas y que quedara para el recuerdo todo lo que significo esos días para mí, me devolvió la confianza, me hizo pensar en mis actos, en mis decisiones, en lo que sentía y siempre sin interponerse, todo lo contrario me animaba a volver por ti, ella percibía mejor que yo misma todo lo que en mi interior guardaba y no aceptaba por mi orgullo, por mi dolor y sobretodo mi cabezonería, esa noche me volví a entregar a ella di mucho más, a excepción lo que nunca he entregado a nadie, por que sentía que no era de ella, que no era ella l apersona que debía tomarme por completo, ella no rechisto, aceptó mi única negativa y tras esa noche no esperaba verla hasta hoy…

En cada una de mis palabras todas mis emociones se volcaban como si fuera un jarro de agua derramándose sin control, no tuve valor de mirarla en ningún momento, no quería perder el hilo de mis pensamientos, ni ver so dolor o rencor, me ceñí a lo que me pidió y continué hasta terminar, y una vez lo hice, me sentía temblar de puro miedo, ella no decía ya nada, y para mí ese silencio era como la misma daga que me llevé clavada al salir de su casa aquella noche.

LXVIII



LXVIII


Deja caer a la hoguera
Las hojas silvestres,
Que se lleve los colores del otoño
En su fuego,
Que consuma con cada una
Las lagrimas derramadas,
Que embargue con su llama
Las tristezas pasadas,
Que ilumine con su luz
El alma marchita,
Que de calor al corazón
Que muere en el opaco silencio.

Deja a la hoguera arder,
Bajo la mirada del pasado,
Que su fuego de calor
A los rostros ausentes,
Que su llama albergue
Las esperanzas guardadas,
Que sea su luz la que guíe
La fe perdida,
Renovar así las fuerzas consumidas.

Levantar las antorchas
Y ascender por los senderos,
Iluminar el camino que antes os trajo
Sin consuelo,
Alcanzar las estrellas en el desvelo
De la noche,
Retomar la sonrisa que en un pasado
Olvidasteis,
Derrocar a la melancolía que sumida
Os mantenía,
En ese sueño triste sin futuro ni alivio,
Solo dejar que todo retorné con renovado
Ímpetu, sois libres como los sueños,
Sois partes de vuestras aspiraciones,
No abandonéis vuestros deseos,
Es la esencia de vuestra lucha.

domingo, 24 de junio de 2012

CARPE DIEM





Hoy es un día mas en el calendario, a la luz del sol uno más que pasa, en nuestra vida puede que para recordar o para olvidar, el día es así, empieza en el amanecer prometiendo nuevas vivencias o acumulando horas que ya no tienen mas importancia que para el bien monetario.

Muchos dirían vive y deja vivir, pero muchos olvidan el vivir ahora, el momento en que uno se encuentra es una parte de nuestra existencia y tendrá la importancia que uno le quiera otorgar, por supuesto es más fácil no tener el animo de darle fe, crear ese instante inolvidable, si uno lo piensa los mejores momentos son aquellos que nacen de intentar disfrutar de un instante ameno, las cosas no llegan por que si, uno ha de poner su granito de arena.

Vivir el hoy, el ahora es todo un mérito, muchos ya no piensan más que en los problemas económicos, emocionales, y de toda índole que tienden a cubrir todos nuestros pensamientos actos, perdiendo así el animo de vivir y disfrutar de lo que en sí son nuestras existencias, hemos olvidado lo que es vivir, ya que el mundo solo gira a las normas, los horarios y trabajos, dependemos y a la vez faltan medios, los que tienen ese tiempo ya no le dan importancia, hay mas tristeza y desaliento cada día.

Hemos olvidado mirar a nuestros hijos con ilusión, a levantarnos temprano y disfrutar de un día al campo, hemos olvidado la naturaleza y vivimos ante pantallas portátiles, ya nadie recuerda o pocos, lo que es pedalear en una bici y sentir la brisa en la cara  y la libertad, lo que es una sonrisa agradecida o ilusionada tras un detalle inesperado, lo que es acordarse de alguien querido en los días especiales, lo que es dar de corazón y  no compromiso un detalle, hemos olvidado vivir para ser felices, pues vivimos para tener y poseer lo que hoy en día la sociedad argumenta.

El recuerdo de una familia en un cine al aire libre ha quedado atrás, ya no es ir con sus bocadillos y bebidas, ahora es en una gran sala, sin vernos, sin el aroma de la naturaleza, sin bocadillos, sin alegría, sin la libertad de ser uno mismo, cada vez más protocolo al consumismo y menos unión en un mundo egoísta.

Tanto estamos perdiendo como sociedad, como humanos, como seres queridos que en breve viviremos como maquinas.

Carpe Diem gritaron los romanos, algo quedara de las antiguas civilizaciones que nos demuestren en el día de hoy hacia donde estamos evolucionando, aprendamos a vivir hoy, sigamos viviendo mañana, hagamos felices a los nuestros, seamos mejores sin tanta avaricia, fácil de decir cierto, pero pienso que si se comprende hay un camino, todos juntos y unidos CARPE DIEM.



LXVII


LXVII


Palabras ocultas,
Secretos sin testigos,
Sentimientos inmerecidos,
Así es un amor no correspondido.

Amores de amores,
Todos te llegan y te asustan,
Temes la entrega,
El mas curioso al mas pasional,
Todos llevan sus flechas y descubren dagas
Sin compasión.

Mártir latido
Que despojas de alegría al alma,
Duro suicidio
De la esperanza y la confianza,
Sensible recuerdo
Que rasgan el alma,
Herida sangrante
Que renuncias al futuro.

Si la luna se oculta,
Esconde las lágrimas,
Si el cielo aparece nublado,
No lo mires solo silba,
Deja brotar melodías
Que te lleven al olvido,
Notas que alivien el maleficio,
Déjate llevar por la música,
Déjate guiar por la rima,
Hasta que ahogues el llanto
De la tristeza.

miércoles, 20 de junio de 2012

TRAS LOS MANDAMIENTOS…





Maite no era mas que una niña, con una gran curiosidad a su tierna edad,  le era difícil no fijarse en quienes les rodeaban, en gran parte por que era lo único que tenia, desde muy niña creció con la imagen de una madre ausente, por cosas de la vida ciertamente, no era gusto para ella saber que su madre cumplía condena una y otra vez por distintos delitos de grado menor, pero siempre supo algo, su madre la amaba como nunca sintió de nadie mas de los que ella quería, lo más triste saber que nunca tendría una vida normal como el resto….

Creció con sus abuelos y la antigua doctrina del cabeza de familia, la protección y cariño de la abuela y el reflejo del miedo constante…

La doctrina no educa pero cumple con su cometido, temer las consecuencias si algo no es tal como se impone; a la vez una fuerza rebelde renovaba su espíritu de descubrir mas de lo que las mentes cerradas podrían, todo era tabú, y lo que no era una falta de respeto o educación…

Maite aún con un carácter tranquilo era un nervio constante, podía tener tanta paciencia como explotar si le hacían daño, pero siempre la razón principal proteger a quienes quería o no podían  hacerlo, así era su código moral desde muy pequeñita.

Fue creciendo defendiéndose por su situación marginal o diferente al resto de las niñas de su edad, tampoco le importó, ella sabia algo, ella era ella y las otras nunca entenderían lo que era luchar por sentirse alguien… al comenzar el colegio sus abuelos se negaron en su momento a matricularla en su momento y dos años mas tarde formo parte del mundo del  resto de las niñas de su zona, claro está le costo habituarse y siempre la veían como la mayor, o se sentía más lenta que el resto e inferior en más de una ocasión por que al ser mayor y estar con más jóvenes, pues eso creaba ciertos hábitos de exclusión; con todo continuo aprendiendo y defendiéndose hasta que cuando el resto comenzó a realizar la catequesis ella seguía sin ni siquiera saber que era eso, luego lo supo, todas tomaban la comunión excepto ella, le daba igual, por suerte no todo el mundo pensó lo mismo, alguien cercano a la familia con mucha influencia, intercedió y el mismo año que el resto comenzaba su ultimo año de catequesis ella empezaba aquello que tanto la disgustaba, con todo sabia que no tenia remedio, así continuo el primer año recibiendo los mandamientos y otras oraciones de una religiosa, al segundo año en el que se les preparaba ya para cumplir con el santo sacramento…. Todo cambió.

Maite, se veía así misma como una niña delgada, tanto como un palillo, de pelo castaño y muy largo, su disgusto diario, de orejas grandes para un rostro pequeño y delgado, tenia pecas y no la disgustaban, sus ojos eran en sí algo fuera de lo común, un ojo de cada color; así como lo digo, uno de ellos era azul y el otro un marrón verdoso, su favorito el del color del cielo, su aspecto nunca fue femenino, siempre iba con pantalones y suéteres o camisas, destetaba las faldas y bien sabia que pronto llevaría algo más que una falda; su sonrisa era abierta con dientes de conejo, si se la miraba bien no tenia nada que la describiera guapa, a ella tampoco la importaba, la escudaba de que el resto se fijara mucho en ella.

Llegó el último año de catequesis y todas emocionadas con que llegara y terminar con las clases y recibir sus ansiados regalos y hacerse las fotos con sus vestidos de princesa, a Maite le bastaba con no tener que seguir yendo a escuchar lo que eran las santas escrituras, sacramentos y mandamientos, como siempre una religiosa entró en el aula ordenando silencio, que todo el mundo prestara atención, se sentaran a su alrededor antes de presentarse, algunas ya la conocían por las clases en el centro escolar al que iban, en el mismo que se impartían la catequesis.


La religiosa comenzó con la oración inicial, por si hubiera dudas, el padre nuestro, ya era la letanía habitual al comienzo de cada clase y finalización, incluso antes de las comidas y en ocasiones después, así que se recitaba ya sin pensar y a la espera que ese tiempo ya controlado por las oraciones pasara y llegara el momento de sentarse, llegó el momento pero no tuvieron el habitual consentimiento, la religiosa tenia a una chica joven esperando a la puerta del aula, se tomo su paseo para abrirla y hacerla pasar hasta el centro del aula. Era una chica alta, con unos ojos azules como el cielo y cabellos rubios, delgada pero con un cuerpo fuerte, no era huesuda como Maite, caminaba con seguridad y sus ojos brillaban, solo su presencia ocupaba todo el aula y hacia bajar la mirada a Maite.

La voz de la monja llenaba el aula pero eran los ojos de la rubia la que tenia cautiva la atención de Maite, las mil preguntas llenaban su mente,  la curiosidad era algo normal pero esa chica le causó un efecto mayor, nunca había visto a alguien con tal belleza que brillara en medio de todas.

Apenas prestó atención a cuanto explicaba la monja hasta que ésta salió del aula con paso presuroso y despidiéndose, primera pregunta en su mente, “¿se va?, luego su mente se centro en el rostro de la chica rubia, tendría unos 19 a 20 años, con una voz suave algo rasposo y dulce se dirigió al grupo, enseguida se denotó en su voz un cierto aire alegre u optimista que encandilaba más a Maite, la cual deseaba esconderse más de su mirada a la vez que se fijara en ella.

Comenzó presentándose, para sorpresa de Maite la chica se llamaba como ella, Teresa, su nombre era un diminutivo de Maria Teresa, pero ese detalle la emocionó todavía más, llegó el momento de presentarse el resto del grupo, mientras la mente de Maite confirmaba las ultimas palabras de ella, iba a ser su monitora durante este último año de catequesis y esperaba que se entendieran bien; cada una de las chicas se iba presentando, le llegó su turno y con voz seria y algo seca dijo el suyo, ese instante bastó para ver su sonrisa y escucharla decir, “mira como yo”, ese instante paso fugaz, pero en la mente de ella se repetía con regocijo, la chica tenia una sonrisa preciosa y ya sentía cierta admiración hacia ella, o al menos eso se decía así misma.

El primer día paso en tensión, conociendo un poco hasta donde sabían, lo que les gustaría para su comunión, lo que quedaba hasta el día, en pocas palabras rompiendo el hielo, al llegar el final ya había oscurecido, los pájaros del pinar adyacente ya no cantaban, comenzaba hacer fresco aunque a ella no le importara, se quedó la ultima para seguir escuchándola y ayudar a recoger el aula, la acompañó hasta la entrada del gran patio de la escuela, en portón abierto de par en par dejaba a la vista a los familiares que esperaban allá a las niñas de los distintos grupos, y si niñas por que apenas entraban niños a la catequesis y por entonces era solo de chicas la escuela religiosa a la que iba; una vez reunidas con el grupo se fueron presentando a los familiares de cada alumna, antes de marchar y así irse conociendo, a Maite era la única a la que recogía su abuelo, detalle que llamó la atención a la chica, pronto la chica se deshizo en ofrecimientos de si precisaba de ayuda, no tendría inconvenientes en acompañarlas, agradecícimientos y despedidas cordiales, mientras Maite se fijaba en sus maneras y gestos, ya sujeta por la mano firme del abuelo a la espera de que la llevara de vuelta a la casa en dónde vivía, siempre analizando el ánimo de éste para saber que llegaría apenas pasar por la puerta de la casa…

El otoño fue pasando sin problemas, los vientos se levantaron con ira esa estación, una tarde en la que salían pronto por avisos de peligro se encontraron con el terror en los ojos de los adultos, al salir se las retuvo ya que uno de los árboles daba avisos de estar a punto de caer, una de las chiquillas salió corriendo sin previo aviso hacia su madre, la cual gritaba por que no se acercara, el árbol se precipitaba y Maite reaccionó por puro instinto, corrió con toda su alma, la empujo alejándola y sin perder ojo la retuvo en un punto protegido por un pino mayor, su instinto la guió bien, el pino cayó a sus espaldas bajo los gritos de espanto y terror de los adultos, y una rama cayo cruzada al otro lado del tronco del que usaron como resguardó, la niña estaba paralizada y comenzó a llorar con un llanto que taladraba el oído, el abuelo acudió corriendo a su lado, no la abrazó se la quedó mirando y supo que Maite supo que hacia pese a lo joven que era, le había salvado la vida a la niña a tiempo… Teresa acudió corriendo a ver el estado de ambas, la estuvo mirando perpleja, Maite en cambio guardaba la calma como si fuera normal lo que acababa de hacer, se sentía exultante por haberlo conseguido y sobretodo de que no la abroncaran, no podían tampoco ya que la otra chica estaba bien por su reacción.

Un cierto acercamiento se dio ese día, Tere la abrazó, así pedía que la llamaran, también pidió de acompañarlos hasta su casa, el abuelo estaba todavía tan conmocionado que no se opuso, el tiempo cada vez arreciaba más pero ambos la esperaron fuera, a que ella saliera por la puerta superior antes de exponer a las niñas a algún accidente, el resto siguió el mismo acto y salieron por el otro lado, al terminar ella bajo hasta la altura de abuelo y nieta y comenzaron en una conversación amena mientras caminaban hacia su casa, en la parte más alta y aislad de la zona.

Esa noche el abuelo accedió a que fuera ella quien acompañara a Maite a su casa, la  sorpresa fue mayúscula para la joven, mejor dicho para ambas, con todo un cierto regocijo recorrió a Maite que ya miraba a su monitora con adoración.

Dos veces por semana se veían al aula y luego volvían juntas a su casa, hablaban de todo un poco con confianza y muy amigablemente, incluso volvían entre risas y bromas, hasta que llegaban a la calle en la que vivía Maite, allí se apoderaba de ella la tristeza y cierto miedo, uno que su abuelo descubriera lo feliz que era con su monitora y lo viera mal, otra que ella se alejara de su lado, también en que estado de humor estaría su abuelo al llegar, no era una persona de personalidad tranquila mas bien todo lo contrario cuando se disgustaba por cualquier cosa, esa era la razón de que tanto miedo le tuviera ella, no quería contarle a Tere, pero ella siempre le preguntaba que le pasaba, un “nada” era toda la respuesta que daba Maite.

Así siguieron hasta que iba llegando primavera, por aquel entonces se volvían cogidas de la mano, ninguna decía si algo había, Maite tampoco se preguntó que era eso, simplemente era feliz y no quería que terminara, había momentos de cierta ambigua intimidad que lo mismo atraía a Maite como temía, era como abrir una puerta a algo que desconocida y no comprendía, pero luego todo pasaba y seguían siendo las mismas.

Un día a dos meses de la fecha esperada en que a Maite le tocaba terminar con las clases y vestirse como una princesa, que si lo pensaba se preguntaba por que no podía vestir como el príncipe de todo cuento, igual que una chica de dibujos que le agradaba por ser como era; Tere le pidió un beso, Maite se puso muy nerviosa, miraba ande Vivian y a ella y así consecutivamente, quería y a la vez tenia miedo, Tere se dio cuenta y lo dejó estar, pero Maite no se olvidaba de ese momento, no entendía que le pasaba, nunca pensó que se pudiera sentir esa duda para con una mujer ni que es pudiera besar a una igual, pero ahí estaba dudando y dudando, las calles cada vez estaban mas concurridas y no podían hablar de lo sucedido, todo seguía igual pero las miradas de Maite a los labios de Tere eran más frecuentes.

Una tarde Tere acudió a la clase seria y sin el animo acostumbrado, algo ocurría pero Maite no sospechaba lo que sucedía, como siempre todo marchó igual, esperaron a que todas marcharan y se cerrara la escuela, y comenzaron el recorrido hacia su casa, por todas partes la gente salía al sol, a sentarse a las puertas a tomar la fresca y conversar, al llegar a la calle un silencio opresivo se hizo presa de ambas, unas palabras desalentadoras comenzaron a brotar de Tere, ya no iba a continuar siendo la catequista ni acompañarla, Maite preguntaba si había echo algo mal, en cambio Tere le decía que no, según le contó un empleo fuera la obligaba a marchar y por eso ya no seguiría cerca suyo, la tristeza hizo presa de Maite y cuando quiso despedirse, el abuelo de ésta asomó por la puerta rompiendo ese instante que para ellas era tan importante, o al menos para Maite, nunca supo que sentía Tere por ella, pero tampoco fue capaz de olvidarla así como así, siempre se acordaba de sus paseos hasta su casa y su voz tierna a su lado, el sueño se había roto.

El tiempo pasó, y esos recuerdos fueron quedando atrás con sus emociones pero nunca pudo olvidarla, aun cuando llegó a ser adulta su recuerdo fue siempre tierno e importante aún cuando nunca se preguntó por qué.

martes, 19 de junio de 2012

LXVI


LXVI


Corazón partido,
Late divido y sigue vivo,
Su latido es vibrante a cada trozo
Le da un brillo diferente,
Tiende a ser indeciso,
A cual le regala su sangre,
Llena de maravillas y sentimiento,
Es el dulce de dos amores,
Que seducen el alma con sus canciones.

No hay ritmo infinito,
Ni dolor que mortifique,
El eterno vuelo de un amor que nace,
Tampoco que tale un amor perpetuo,
Es dudoso el significado,
Siempre fuerte y contra viento,
Late y vive cada momento,
Como si fuera el último en su especie.

Frente a frente se miran ambas trozos latentes,
Dulce y entregado uno se yergue,
Fuerte y valiente el otro se mantiene,
Ni las dudas los detienen en su baile,
Con soltura se entrelazan y a la vez se enfrentan,
Tanta es la emoción que los embarga,
Que la sangre es poca para lo que experimentan,
Y si ambos traen la sonrisa a la vida,
El alma nada puede reclamar al destino y la realidad,
De ser líder en el amar y tierno en la verdad.

Es ni más ni menos que otro velero que se deja llevar,
Por corrientes y sentimientos que llegan sin mas,
Y si antes otros llenaban el rincón, pues compartir se habrá,
Ya que nada es mas que ser feliz y regalar mucho más,
Nada es de por si único pero si autentico…


LXV


Una pluma caída del alma,
Transparencia dorada de un ángel
Sin esperanza,
Alas que despojan la fe santa,
Resplandecen en el infinito
Cada vez más cercano.

Alas ceniza,
De cielos lúgubres,
Alas infinitas,
De auroras olvidadas,
Siempre extintas al recuerdo,
Siempre presentes
Al miedo y la agonía,
Alzando su oscuridad
Allá dónde los cielos no tienen fin.

Pluma nocturna,
Que revelas los miedos,
Manto de los cielos,
Que guardas los secretos,
Llanto de las sombras,
Que enmudeces al consuelo,
Santo grial de la paz eterna,
En ti se esconde el último llanto,
En ti reside el último suspiro,
En ti se oscurece la última mirada,
Llena de amor y temor,
Albergando en ti los sueños perdidos,
Dejas caer tu capa y extiendes las alas,
A la noche perpetua del olvido.

Honras a la memoria,
Despojas al inválido de ataduras,
Renuevas las fuerzas,
En un último esfuerzo en la penuria,
Y contigo alza el vuelo
El alma que en ti reside,
Tras un beso al sol bajo la mirada
De una luna apagada,
Cuyo semblante triste,
Recuerda las mil noches pasadas,
Las mil estrellas contadas,
Con sus sueños y sus fantasías,
En un alma soñadora
Que lucha por seguir volando
Levantando  el polvo del recuerdo,
Elevando sus alas a la luz del sol,
A la luz de su mirada de sonrisa cálida,
En su último vuelo, vuelca su beso prometido.

lunes, 18 de junio de 2012

LXIV


LXIV


Arrancar en un beso el corazón,
Suspirar por una mirada lejana,
Añorar la voz del olvido,
Rozar el recuerdo dolido,
Respirar la amargura pasada,
Pensar en las sombras de la noche,
Y aun así el corazón late,
Contra la espada, la flecha y el fuego,
Late teniendo sangre y lágrimas,
Late sin pensar si puede o no,
Late sin futuro,
Con todo late...

Esperemos que el camino no embarrice,
Que la lluvia no acompañe,
Que el viento no golpee,
Que el sol no ciegue,
Que el dolor mengüe,
Que la fe llame,
Que el amor cambie,
Que la luz no dañe,
Que la sombra consuele,
Y esperando seguirá latiendo,
Donde nadie piense.

Difícil es entender la verdad,
Difícil es comprender el amor,
Difícil es superar la tristeza,
Difícil es no ser nada,
Difícil es soñar el vacío,
Y siempre será difícil caminar solo.

CONTINUACION DE MI DESCONOCIDA


TIARA

Al salir del dormitorio a los pocos segundos que Serena, me encontré con una situación violenta para ella, su mirada pasaba de la mujer mayor de la mesa, a mi persona, se la veía tan confusa como indecisa, sentí que todos mis ilusiones se iban cayendo una tras otra al suelo, sino me equivocaba, ella ya tenia pareja, también que poco le debí importar, a lo que me hizo pensar hasta que punto le importaba yo y más tras lo sucedido no hacia mucho en el dormitorio, necesitaba respuestas y también mantener la mente fría, sobretodo esperar a que estuviéramos fuera de la vista y oído de todos.

La cosa en unos segundos tomó un camino vertiginoso, me vi obligada a saludar a esa desconocida, últimamente me veía aceptando a muchas mujeres que en un principio me eran desconocidas y luego en breve se convertían en parte de mi familia, y el echo de que esa mujer con una atracción innegable formara parte de ella me dolía profundamente, me negaba a tenerla como parte de mi circulo y entorno, más aún estando con ella y viéndolas en un futuro de una manera que no podía soportar, de cualquier otra todavía, ocupando el lugar que yo deseaba jamás.

En cosa de dos o tres minutos un debate se abrió entre ambas, en segundos un duelo de emociones, me sentía absorta por la tirantez de Serena y la confianza y prepotencia de la mujer que respondía al nombre de Adela, no entendía nada, hasta que Serena pronunció unas palabras que quise confirmar, necesitaba estar segura que mi mente no había jugado conmigo y mis ansias, ahora temía más haber escuchado mal a que fuera cierto, deseaba de verdad que eso fuera un juego, incluso que ella me dijera a mí, “Te amo”, pero fue escuchar mi voz y su rostro se puso pálido y casi no me dio tiempo a comprender que ella corría huyendo de mi, o de la mujer, por un instante pensé que era de sus emociones, no me importó en segundos su razón si conseguía que ella aclarara lo sucedido, si hablaba conmigo cara a cara….

La seguí a duras penas al umbral y el coche ya arrancaba dejando una gran humareda delante de mí, la mujer me alcanzó y me ayudo a sostenerme y en segundos mi abuela a su lado con cara de incomprensión, sabia que le tenia que decir algo, ¿pero el qué?.

Adela se volvió a Diana y con voz pausada y calmada empezó a explicar o aclarar algo que me llegó al cerebro como en telegrama, era como escuchar a alguien lejano, yo en cambio todavía retenía la imagen del coche arrancando y me costaba fijar la mirada en ellas.

-         Lo siento, la acorralé delante de Tiara, para que se sincerará y dejara de tener miedo, para que luchara directamente y no mantuviera su huida anterior sin explicarse, pero volvió a salir corriendo, lo hace cuando algo no sabe manejar, me explicó lo sucedido y vi su reacción cuando estábamos en mi casa y bueno lo ha repetido, no es consciente, solo tiene miedo y no es capaz de enfrentar a tu nieta con lo que siente, le cuesta mucho aceptar que se equivocó, al menos delante de ella.

-         Ya veo, pero justo esta noche se echa encima una tormenta del monzón, no está habituada y desconoce los refugios, ni siquiera sabemos hacia donde ha salido, entiendo tu intención aunque no me agrade tu modo de hacérselo enfrentar, yo prefiero dejarles a su aire, pero bueno cada uno actúa a su manera y debo decir que esta vez tu te has equivocado.


-         No del todo abuela, cuando salí tras ella y la vi frente a Adela lo primero que pensé es que estaban juntas, se percibe cierta complicidad e intimidad en sus gestos y miradas, creí que ya no tendría oportunidad, que la había perdido, hasta que ella la enfrentó y por accidente soltó lo que sentía y su negación a tener algo más con ella, quise que lo repitiera, asegurarme de lo que escuché y fue cuando huyo.

-         Esto se complica por momentos, no quiero que Mel despierte y tener que decirle que su hija está ilocalizable y llega un monzón, menos todavía que puede estar en peligro tras saber de la muerte de su marido y el mal trago de su hija con la sirvienta, Adela tu la esperaras al comedor, tu y Edmundo ir a la parte trasera y coger el todo terreno y la moto, no me rechistes, salir en direcciones opuestas y repartiros las zonas, con la humedad casi no hay cobertura para los walkie, no perdáis tiempo, nosotras protegeremos y cerraremos todo para la intemperie, puede comenzar de cualquier manera y  no dar tiempo a nada, mientras tengáis cobertura comunicaros e informarme.


-         De acuerdo, avisa tu a Edmundo que marche a las zonas escarpadas yo cubriré las zonas de campo y nuestra casa, la suya y el faro, avisa al cuartel que avisen de la aduana si se dirigiera allí, así todo irá mas rápido.

No dije nada más, corriendo cuanto podía, a tras pies llevándome un impermeable, dos linternas y una cuerda por si acaso, llegué a la parte trasera, apunto de bajar la escalera y las piernas me fallaron, me era imposible bajarlas a pie, retrocedí dudando y miré la alacena, si la encontraba debía llevar alimentos por si el monzón nos retenía un día o dos, con las inundaciones de los campos y carreteras, era lo habitual, cogí un zurrón colgado al marco, lo llené y también metí bebida y las linternas, cruce la cuerda a un lado y el zurrón a otro y volví al umbral, me sujeté a la baranda y en ese instante se me ocurrió algo, alce una de las piernas y la puse sobre la barandilla izquierda, me sujete con las dos manos así comencé a deslizarme por ella hacia abajo, al llegar me deje caer de lado sin soltarme de las manos, hasta sentir que me tenia en pie de manera segura, me volví y miré la moto, Edmundo no lo iba a tomar bien, pero me era más fácil manejar eso aun con su peso que un coche, que dependía el freno y acelerador de mis pies, rogaba conforme ponía en el porta equipajes el zurrón de cuero que se acoplaba a unas hebillas, para encontrarla yo y no él, pensaba en que dirección iría  y lo que concebí era que con lo oscuro que estaba y su estado emocional, se dirigiría a lugares conocidos y alejados de todos, EL FARO.

Mi estomago se revolvió llegando a mi boca la bilis de éste, era como revivir la huida de Estela y su muerte, deseaba equivocarme, pero algo en mi interior me decía que no y que tenia que darme prisa, sino conocía el lugar le seria imposible defenderse contra las olas del mar embravecido.

Salí del almacén sin cerrarlo a mi espalda, que se ocupara otro, en ese momento mi prioridad era ella y nada me iba a detener ni retrasar, tan disparada iba que casi atropello a un perro, continué casi sin prestar mas atención que esquivarle, la moto era rápida y suave, mucho más que la que yo conducía antes, las piernas me dolían de hacer fuerza por mantenerlas bien puestas a los lados, aún me sorprendía que mi abuela me mandara sin pensar tras Serena y olvidase de mi estado, en cierta manera agradecí que no pensara en nada más, continué pasando por mi casa, ni el coche, ni luz y todo bien cerrado, seguí hacia la suya, dos guaridas hacían la vigilancia y se ocupaban de proteger el edificio, era un lugar en el que el viento arreciaba con fuerza, igual que al faro, a causa de su altura, de allí giré hacia el faro, no había querido hacer caso de mi presentimiento, por que pensé que era una paranoia mía, pero algo me repetía, “ahí os conocisteis”.

Al llegar su coche se encontraba en una zanja semi volcado, ya hacia horas que llovía a ratos y todo estaba en mal estado, en el interior no había nadie, el viento ya me golpeaba con fuerza y amenazaba con tirarme de la moto, llegué al lado protegido del faro, en dónde la puerta estaba oculta de las fuerzas del agua y el viento, la puerta ya no aparentaba tan firme como en el pasado, el musgo la rodeaba, y un cerco señalaba que recientemente se había movido, ahí había entrado alguien, y tenia que ser ella, solo esperaba que no volviera a huir de mí.

Al entrar la humedad y el olor a moho me golpeo con fuerza en las fosas nasales, una vela lucia sobre la mesa del bajo, y la escalera comenzaba su ascenso a mi izquierda, un banco bajo una biblioteca a la derecha y allí sentada estaba ella, mirándome, la linterna la cegaba y se cubría el rostro evitando la luz, pronuncié su nombre, en el mismo instante que un trueno retumbó en las paredes, por el coche no podía hacer nada, ya estaba todo cerrado por ella y el problema seria si luego funcionaria, mi abuela sabia de que me dirigí allí tras abandonar la casa del médico, así que asomé por la puerta a ver la moto y sólo tuve una idea, meterla dentro con nosotras. La llamé varias veces, al final ella dudosa vino hasta mí, le conté del monzón y su miedo fue transparente, miré el armario tras la puerta y allí seguían las mantas y algunas sabanas para las emergencias, no olían bien pero servían, dejé a la escalera la cuerda y el zurrón, y tomando su mano la lleve conmigo a la moto, el viento ya arreciaba con fuerza, y las dos empujábamos la moto, mis fuerzas eran pocas, pero no pensaba dejarla ahí y ver la cara de desolación de Edmundo, esa maquina era su tesoro, también vi los resoplidos de ella empujando, al final empezamos avanzar y temí que la puerta no abriera su segunda hoja, apenas en el umbral ella se abalanzo contra la puerta corriendo a golpes los pestillos, la moto cada vez me era más pesada, hacia un sobre esfuerzo en sostenerla y no caer yo también, ella enseguida se puso a mi lado y comenzó a empujar como si el diablo la azotara y así siguió hasta que la moto no opuso resistencia entrando por la puerta. Una vez dentro, yo caí sentada sin fuerzas con las que sostenerme, ella acomodó la bici y luego se puso a cerrar las puertas y cruzarlas con la barra de seguridad interior, ella también se dejó caer al suelo mirándome mientras su espalda apoyada a la puerta y otro trueno retumbaba desde fuera.

 Nos mirábamos en silencio, sin hacer amago de acercarnos ni de rehuirnos, me costaba recuperar el aliento, también pensar en como abordar todo, hasta ese instante solo tenia una cosa en mente, encontrarla, con dificultad cogí de la mesa el zurrón y busque el walkie, solo me llegaba la señal de los guardias de la casa de ella, les conté la situación y me ofrecieron ayuda, me negué, no era cuestión de exponer mas vidas una vez todo había reventado y lo que se avecinaba prometía ser mayor, ellos insistieron finalmente les ordené mantener la distancia hasta que escampara la fuerza de la tormenta y que avisaran de que estábamos bien, que la había encontrado, a regañadientes aceptaron, pero sabia que no estaban de acuerdo y que yo me exponía a caer enferma si nos enfriábamos, el lugar todavía estaba inhabitable, era algo pendiente todavía.

La miré de nuevo tras hablar, su mirada ya no estaba en mi persona, sino en el armario, busqué las maderas de protección y comencé a colocarlas , puse una cañería bajo la escalera y atranqué la puerta sustituta a las bisagras, evitando las corrientes de lo alto, también busque las fuentes y las coloqué al lado del asiento que en si era un catre, allí llevó ella las mantas, le pedí que moviera la mesa lo mas cerca posible, comprobé de no ver roedores, y puse la comida sobre la mesa y un palo a nuestro lado por si acaso alguno asomaba con ganas de comer algo, era mejor evitar que se acercaran, las mantas estaban algo roídas, pero todavía abrigaban, encontré un impermeable al armario, ella lo miraba medio tiritando, y lo saqué, sabia de quien era antes de tocarlo, se lo puse a ella mientras observé que sus labios estaban tornándose morados del frío, busque la leña al arcón tras la mesa, estaba lleno gracias a dios, y me acerqué a la chimenea, acerque la vela, había corriente, lo que significaba que no estaba obstruida, de paso en paso, comprobé todo antes de darme por tranquila, encendí el fuego, coloque los  hierros sobre su piedra y listas para calentar lo que hiciera falta, ella me miraba absorta, seguía sin decir nada, tampoco esperaba nada, por el momento era cuestión de protegernos y abrigarnos, y asegurar que íbamos a estar cómodas en cierta manera.

Enseguida el lugar se caldeo, y de estar sentad sobre la cama mirando el fuego, paso a estar paseando y colocando la moto delante de las dos puertas, y así que no molestara, la trampilla del techo seguía intacta, no paré de observarla y fijarme si cedía al tiempo, o si se movía del sitio, por suerte era de las pocas cosas que cambiaron antes de que el farero se jubilara, no podía decir lo mismo de las puertas que crujían a cada ventolera.

-¿Cuánto tiempo estaremos aquí?

- puede que una noche, unas horas, o dos días, depende del descanso que de el monzón y de como este el terreno para salir y llegar a las carreteras, una vez ahí será ver si están en condiciones o inundadas, lo siento, es lo que hay Serena.

-         ¿Por qué tú y no Edmundo?

-         ¿hubieras estado más cómoda con él?

Guardó silencio, y esquivó mi mirada, no dije nada más en mucho rato, al final el mismo silencio me crispo los nervios y su manera de esquivarme.

-         Huiste por segunda vez de mí, alguna vez tendrás que hablar conmigo Serena, alguna vez tendrás que enfrentar lo que temas, o aquello que te hace sufrir o a mí.

-         Lo mismo te digo, has huido siempre de lo que sientes ya ahora vienes  y me echas en cara que huya.


-         Yo no tuve oportunidad de huir, tampoco de decidir, fuiste tu quien tomo la decisión y  la palabra de lo que yo querría, en un momento que me faltaba a grandes rasgos la cordura, huía de mi, de ti, de lo que me venia como futuro, pero no podía hacer nada ni marchar a ningún lado, seguí ahí aparcada en una cama mientras marchaste, dime que te hizo pensar que Estela fuera más importante, que ella siguiera en mi vida, nunca me has preguntado directamente por ella y sabes que existió.

Retiro su mirada de mi, me sentía colérica, deseaba gritarle a ése faro todo cuanto sentía en mi interior, el dolor de una perdida pasada, al tristeza de un miedo al pasado, el rechazo de ella, su confusión, y la rabia que yo sentía por todo y que fuera ahí donde paso en un pasado mis mejores momentos, ahí cuando la conocí a ella y otra vez ahí donde se desencadenaba una tormenta interior tan amarga como la exterior.

-         se que me he equivocado, se que no me ves digna, también que difícilmente creas que siento hacia ti tras tener algo con Adela….

-         Pues comencemos por ahí, tu me cuentas que pasó con esa mujer en vez huir, y yo en vez callar te cuento mi historia con Estela.

Me miró a los ojos dudosa, se notaba el temor en ellos, continuaba desconfiando de mi reacción o de lo que me pudiera contar, suspiró y se sentó de nuevo a mi lado, su mirada se centró en el fuego que calentaba el hogar y caldeaba la estancia, cada vez se estaba mejor y su cercanía me sentaba bien, al menos no temía estar a mi lado, su voz comenzó a sonar con un tono melancólico y suave, se notaba su indecisión y la escuché empezar con paciencia. Mientras por su rostro una lágrima caía y me pregunté cuántas más abría derramado y como me gustaría que no tuviera que llorar mas, pero sabia que era momento de aclarar muchas cosas….


FETICHE




Simple condición de la humanidad, conflictiva comprensión y ambigua definición, así se llegan a descubrimientos que muchos se niegan a explorar mientras se hunden en el aburrimiento, mientras otros huyen de sus ambiciones y deseos otros alcanzan el estatus supremo de la aceptación y disfrute, en cambio no todos se mueven con una voluntad sana e inocente, es cierto la picardía tiene su propósito, nunca se ha de confundir tal con la perversidad maliciosa en donde el respeto y la dignidad de uno y el igual es ignorada…

En la gran búsqueda muchos caminos se expandieron por llanuras, precipicios y cordilleras, las bases son comunes, testar la fruta del paraíso, como si del mayor manjar se tratase, es dulce el consuelo de hallar la plenitud y la satisfacción que por ende uno se negó… dejándose caer en la desesperación  y la incomprensión de uno mismo u de aquel a quien se quiere, no siempre es fácil llegar a un punto de encuentro entre dos personas que se precien y a la vez tengan que reconocerse y comprenderse, desde cero…

En la vida los juegos son la rutina de todo infante, pero el mayor placer de un adulto, compartir juegos e intereses sin privarse de alcanzar su máximo clímax, no todos esperan alcanzar un estatus más definido, así como descubrir ciertos gustos y fetiches prohibidos  a las mentalidades cerradas.

Que puede desear el ser humano de otro aparte de disfrutar del acto infinito de la unión y goce entre ambos, tengamos en cuenta que no se ha de definir su condición, sólo su perdición… muchos viven en la condena de no asumir que la belleza es un caramelo que ansían saborear con calma, insatisfactoria mente nunca es suficiente, la inocencia es como un pecado capital, pocos se atreven a tomar conciencia de que la virtud de una joven es su mayor deseo, siempre y cuándo no alcancen el estatus de pedeastra, en si la peor carroña de todas las eras, sus influencias es el mayor veneno, para muchas mentes ingenuas que siempre han de ser protegidas de tales alimañas. La sensualidad es el brebaje de la incandescencia, nunca se tiene suficiente del deseo salvaje, en éste punto son muchos los factores que despiertan tal influjo, que al igual que la luna llena hechiza, el que posee tal esencia se sumerge en las más tórridas noches de placer y deseo. Un deseo prohibido despertó en las eras de las grandes batallas, tan incomprensible como dominante de los sentidos, si el dolor es un factor que potencia y estimula las sensaciones, el poder y control del que lo inflige es otro potencial factor de placer y sentidos, del oído y la vista en el regocijo del acompañante que consiente de buen gozo, ser usado como objeto…

Son factores, estímulos, ansias y deseos que viven en unos y otros, una mirada ardorosa despierta en el interior, un fuego devastador hace presa de los sentidos y todo se hunde en el olvido cuando uno despierta como en verdad oculta al mundo, una fiera salvaje hambrienta y desesperada por consumar a sus anchas un acto de deleite y entrega, poseyendo cada gemido y caricia del contacto con su poros potenciados por el deseo, libre de ataduras y reglas, solo vale una, dar y recibir abiertamente y no caminar a ciegas por las llanuras de la perversión…

Un deseo es parte de uno mismo, nunca implica ser dominado, un deseo es un nervio de tus gustos, es parte de tu alma, de tus anhelos, llevando siempre la llave de cada uno de ellos en tu conciencia, tu abres o cierras el baúl, uno recibe y entrega a placer, si se da el caso de no ser así, píenselo y retrocede.

El mayor fetiche de todos y mas corriente, es el de necesitar ser amados, para ser felices, sentirse alguien, para disfrutar de algo que en si pueda ser etéreo, hasta que llega el final de esa atracción emocional y se deja atrás un alma destrozada y la búsqueda vuelve a comenzar.

sábado, 16 de junio de 2012

LXIII


LXIII


Es el tono de la melodía que me arrastra,
Es su melancolía la que me hace pedazos,
Es su sinceridad la que me deja indefensa,
Abriendo el purgatorio que en mi encierro.

Es la lágrima salada la que recorre el mundo,
La que devuelve una mirada al pasado,
Es su esencia la que pierde la voz
Y muestra su dolor y tormento,
Es un mundo destrozado el que oculta,
Y en el se sumerge sus recuerdos,
Ya no son más que retazos de las esperanzas,
Sueños y sonrisas que quedaron perdidas,
Instantes de un pasado que se siente incierto…

Es la voz del destino el que exclama,
Es la daga de la traición la que marca,
Es la caricia del dolor el que recuerda,
Es el rencor de la pérdida el que sonríe,
Es su presencia el que atormenta,
Y en un bosque oscuro un sendero,
Te lleva al seno de lo olvidado,

Ocultando la fe del futuro…

miércoles, 13 de junio de 2012

CONTINUACION DE MI DESCONOCIDA


SERENA

Desperté casi sin darme cuenta con el dulce cosquilleo que recorría mi espalda, seguí disfrutando en silencio de ese contacto tan dulce, no me importo que alguien me cosquilleara con esa confianza, por que en el fondo sabia que era ella y no quería que se alejara de mí, notaba su respiración y casi sin abrir los ojos me volví y me abracé a ella cuando hizo intención de alejarse…. No sabia como acercarme a ella y demostrarle mis sentimientos, como conseguir una oportunidad a su lado, pero si ella se mantenía cerca mío, no me importaba otra cosa, el rostro de mi padre se me apareció todo el tiempo en sueños mortificándome el miedo de que abriera sus ojos y sufrir los ataques que ellas tuvieron antes, temía que la pesadilla comenzara delante de mí de nuevo y no poder defenderme, por que ya estaba muerto y no podía detenerlo, ése pensamiento me hacia volver mi mente una y otra vez atrás al sueño recurrente intentando encontrar una salida al miedo, sus manos me calmaron y su cercanía me devolvió la seguridad.

Me sujete a ella y no le di señales de que estuviera despierta, sentí cada una de sus reacciones alimentándome de sus emociones, sabia bien que le pasaba y me hacia feliz que siguiera sintiendo ese deseo, era como si la puerta no estuviera echada con llave y todavía tuviera permiso para volver a su vida, puede que todavía no como alguien importante, puede que como una amante con quien compartir parte de su vida, y quizás en un futuro más que las migas, puede que yo tuviera miedo, puede que me estuviera conformando, no me importaba, ella no se alejaba de mí y eso era lo que me importaba de verdad, que no me rechazara…

Las sensaciones fueron tan placenteras que abrí mis ojos sin ser capaz de resistirme a su mirada, sus ojos fijos en los míos me tenían tan hechizada que ni hablar podía, simplemente esperé, la desee con toda mi alma y temí que se retirara ahora que sabia que si estaba despierta.

En algún momento ella tuvo valor de acercarse más, yo ya no me podía resistir mucho más a su contacto, me derretía y ardía por ella, deseaba hacerla sentir igual que yo, devolverle sus caricias y provocarla al límite, y cuando sus labios se pusieron al alcance de los míos, me lance a por ellas hambrienta de ella, desesperada por todo lo que en mi interior me consumía, una presión en el pecho que me provocaba ganas de llorar, una sequedad a la boca que me impedía hablar, la palpitación en mi bajo vientre me volvía loca y el calor que sentía me empujaba a buscar el frescor de su piel, era ese instante o nunca, un beso fue suficiente para que todo el fuego que me abrasaba se volviera mas fuerte, tanto que incluso su respiración era las mismas llamas del deseo.

En el siguiente ya ambas habíamos pasado los preliminares, sus labios se apoderaron de los míos y la dejé tomar la iniciativa, aun me sentia insegura, temía dejarme arrastrar y que se asustara, pero en cuanto me tocó con sus manos ya todo dejó de importarme y solo existia sus labios, sus manos y lo que su cuerpo insinuaba al rozar el mío, gemí desesperada cuando se apoderó de mis pechos y me desesperé por sacarle la ropa, un ruido brusco me sobresaltó, la puerta se había abierto y dos personas entraron corriendo, el susto fue tal que me quise retirar de golpe y ponerme a la defensiva, no me di cuenta que apenas me tenia al borde y caí de espaldas sujetando todavía la prenda que había tratado de sacar por la cabeza a Tiara y eso me hizo ser consciente que ambas caíamos y a ella se la veía semi desnuda, apenas el golpe que recibí en el suelo mas quedar sin aire por el peso de ella que se revolvía intentando sacar al cabeza y colocarse de nuevo la ropa, escuche una voz que me dejó la mente en blanco, ya sin saber si llorar de emoción o esconderme bajo la cama por ser pillada en una situación tan incomoda, lo cual me recordaba las escenas que mire a escondidas en el piso, la situación se repetía, pero esta vez yo era la protagonista calenturienta…

Si la tierra me pudiera tragar me dejaría con gusto, Tiara no perdió el tiempo en hacerse la sorprendida y me cubrió antes de volverse y saludar, se la notaba muy molesta pero sin perder el aplomo que había demostrado toda la tarde, su autocontrol era admirable y a la vez me provocaba mas ganas de hacérselo perder, era como un reto silencioso para mi libido, dios si seguía así iba a pasar el resto de mis días muriendo en el fuego del infierno….

Apenas me pude recuperar de la impresión, intenté seguir la conversación e implicarme, al ver a mi madre me sobraron fuerzas para echarme a sus brazos, se la notaba agotada pero entera, sino me equivocaba estaba dispuesta a acabar con todo esto y evitar que nadie mas saliera perjudicado y dejar atrás el mal trago de todo lo sucedido recientemente, espero haberle evitado parte del mal trago, con todo en cuanto supiera que Maria estuvo retenida y mortificada por mi padre, el mundo se le caería encima, si algo no soportaba mi madre es que el resto pagara por ella o sus culpas, y muy seguro que así lo tomaría…

Tiara, comenzó a dar explicaciones de todo, a dar detalles y cuando llegó el momento de explicar los últimos descubrimientos fue la gota que colmó el vaso y provoco la crisis nerviosa, intento contenerla en silencio, yo esperaba que se derrumbara en un llanto, incluso en una explosión de indignación y culpa, en cambio se atragantó de tal manera con sus emociones que se desmayo casi de golpe, apenas se sentó mareada su cuerpo cedió a la tensión y perdió el sentido…

Casi no llego a tiempo a sujetarla, pensaba en como llevarla a la cama y recostarla, la silla me parecía una opción arrastrándola desde el respaldo con ella encima, la idea comenzaba a tener forma cuando la puerta se abrió y Sofía y su hijo aparecieron de nuevo, la mujer llevaba los ojos somnolientos y el hijo en cambio se notaba que no dormía bien desde hacia días, las ojeras se acentuaban más que cuándo llegué, con todo enseguida se acercó a coger a mi madre en brazos y llevarla a la cama, no me aleje de ella, escuche la pequeña discusión que se formaba a mi espalda sin interrumpir, intentando comprender que pasaba con éste grupo, ya hacia rato que hablaban como si fueran los dueños del lugar o tuvieran el mando en la misma isla, con todo esperé a que me explicaran, la cuestión también era si confiarían en mi para hablar tan libremente delante de mí….

Al pensar en la confianza a mi mente volvió Adela, algo en mi interior me decía que tenia que contarle lo que había tenido con ella, en si me rechazaría por haberme dejado llevar o haber buscado un futuro con ésa mujer, huyendo de lo que sentía o no permitiendo un futuro por mis miedos…

Cuando al final Diana deja de pelear por sentirse excluida y Edmundo coloca una línea de entendimiento y comprensión entre ambas la tensión desaparece y ambas se funden en un abrazo, fue en ese instante cuando mis tías retomaron lo que creí que había terminado cuando Tiara y yo estábamos en la cama, o más bien creí que habían terminado, por que sus voces inundaron todo el dormitorio dejándonos percibir esa liberación a base de sus gritos roncos, eso si era dar un final en toda regla, ya que fue mas de lo que pudimos soportar y comenzamos a reír, si mi madre no había despertado por ellas dudo mucho que lo hiciera por reírnos…

Creo que hacia tanto que no me reía así que me era imposible parar, las lágrimas se me saltaban y si mis tías nos oían seguro que se daban por enteradas que las habíamos escuchado, Tiara ya se encogía sentada al suelo, Sofía y Diana sentadas se apoyaban sonrojadas de tanto reír y se miraban ya casi sin aliento, el único que todavía aguantaba derecho era Edmundo y daba tentaciones de ponerse a hacerle cosquillas con tal de que no se hiciera el duro.

Cuando ya no fui capaz de seguir riendo, decidí salir a buscar algo de beber y alejarme un poco de ellos, necesitaba pensar en como hablar con ella y antes poner algo de distancia entre ambas, no quería que en un futuro me reprochara lo mío con Adela, por que sabia que se lo diría antes o después, era estar cerca y sentía ganas de contarle todo y no callarme nada, era mejor quitarme esa piedra del medio, no me pesaba lo que hubo entre ella y yo, solo la reacción o el como pudiera tomarlo Tiara, ya no estaba tan segura de mi misma…

La salir otra escena inesperada me conmocionó casi tanto o puede que más que ser descubierta con Tiara desnudándonos, Adela se encontraba a la mesa con una jarra de cerveza y a Maria bebiendo frente así escuchándola con el semblante calmado y atenta como si escuchara la voz de dios, alguien salió a mi espalda y puso su mano a mi hombro, era Tiara que me seguía con un bastón, ahora me sentía clavada al suelo, y mis ojos iban de la mesa a ella, y Adela ya sabia que yo las miraba a ambas, se levantó y acercó a nosotras,  usaba una camisa sin mangas mostrando su moreno, unos pantalones cortos de pinza todo en un tono crema, de calzado unos mocasines abiertos de atrás que le daban en conjunto un gran estilo a su persona, en su rostro la serenidad y una sonrisa apacible, dios me sentía como si una loba con aspecto de cordero se acercara a nosotras, y eso que yo ya había visto el pelaje de loba…..

Al llegar a mi altura me abrazó como si fuera un oso y cogiéndome de la cabeza me dio dos besos, mis ojos se debieron de abrir como platos porque sus ojos quedaron fijos en los míos antes de pasar a mi espalda y sonreír con picardía, extendió su mano a Tiara antes de saludarla….

-         hola, tu debes ser Tiara, ella no ha dejado de nombrarte y hablar de ti, eres difícil de olvidar mujer, es todo un gusto conocer a la mujer que se ha ganado el corazón de alguien tan esplendida como Serena, tienes suerte.

-         Gracias…

-         Espero que las cosas se arreglen entre ustedes, si eres tal como tu abuela cuenta debe ser impresionante veros juntas como pareja, ya de por si se perciben ciertos lazos…. Sabes, un fantasma siempre será un espíritu que te acompañara y deseara lo mejor, esta mujer siempre estará  a tu lado, aunque se aleje no te olvida, aunque renuncie seguirá amándote, y cuando te sienta en peligro lo dará todo por ti, en verdad no se si sabes cuanto lo vale, pero espero que lo descubras pronto, jajajajaja

-         Adela…..

-         Tranquila niña, si sabe lo que quiere también sabrá que si te rechaza yo esperaré para llevarte conmigo, no pienso permitir que te marchites en la tristeza…

-         ¿Cómo me dice tal cosa sin conocerme?, ¿Como reclama derecho sobre ella así sin más, ¿Como se cree usted mejor que yo?

-         Por que no reclamar tu lugar con ella Tiara.

-         Adela, ¿se puede saber que haces?

-         Jajajajaja está claro ¿no?

-         No, no lo está, ya te dije que la amo a ella y que quiero estar a su….

-         Si me lo dijiste…

-         Repite eso Serena.

Me di cuenta de mi desliz tarde, tan centrada estaba en lo que hacia y decía Adela que no me di mis palabras, y me expuse yo sola sin darme cuenta.

Me vi tan acorralada y acobardada, entre ambas, una declarándose y la otra pidiéndome explicaciones que no fui más que capaz de salir corriendo de la taberna, cogí el coche de mi tía que todavía llevaba las llaves para emergencias a la visera, y sin dar tiempo a que me alcanzaran arranque con la misma rabia que llevaba en mi interior.