lunes, 27 de febrero de 2012

LA PLUMA




En un bosque lleno de zarzas y matojos, con su claro lleno de bayas y moras, muchos seres vivos se hospedaban entre sus raíces, en las madrigueras, en las ramas de los árboles, en el tronco de otros, incluso entre algún matojo de zarzas algunas familias se acomodaban felices, no todo era paz y tranquilidad, eso seria un bien mas que preciado, pero a fin de cuentas no se podían quejar, se sentían felices y bien en aquel lugar.

Rara vez se veían acosados por algún zorro, ya que conforme llegaban en vez invernar muchos emigraban a las montañas donde no les pudieran dar caza fácilmente, algunos cambiaban de color a la llegada del invierno y eran muy codiciados por su pelaje, la protección de un lugar tan aislado llegaba a ser una bendición para unos y para otros…

Entre el follaje se ocultaban muchas criaturas, los animalitos habían llegado a formar una gran comunidad, entre madrigueras los conejos descansaban, el verano expiraba y las hojas empezaban a vestir el ambiente de marrones, rojos y amarillos. Las aves en su mayoría ya habían emigrado al sur, alguna lechuza se cobijaba en lo alto acompañando las noches de luna llena con su ulular, entre zarzas y arbustos una comunidad de perdices se reunían a comer. Algún cervatillo tímido asomaba su hocico esperando a que la madre le consintiera salir al prado para alimentarse, asegurándose de que la raza humana no anduviera cerca de sus tierras. los bosques montañosos cubrían la falda de la montaña, siendo protegidos por su imponente altura de los vientos.

En el bosque también otras especies compartían sus días en una apacible existencia, en cierta manera, eso no impedía ciertas argucias, comentarios, por parte de algún que otro animal que se aburría o posiblemente no le tenia aprecio, a fin de cuentas la envidia es un sentimiento universal.

Entre ellas un ave cuya admiración y envidia era el centro de elogios e insultos por partes iguales, un faisán, para ser exactos hembra, siempre se mantenía a distancia de muchos pues su especie tendía a llamar demasiado la atención de aquellos que ambicionaban sus plumas, por desgracia poseía el mismo problema e inquietud que los zorros pero su mayor mal era no poder camuflarse como ellos en las montañas, además que a la intemperie no sabría sobrevivir.

Las perdices anidaban a su vera, ya mucho tiempo atrás mantuvieron trato con ella y no les era incomoda ni mucho menos fuera de lugar, era otra criatura alada del señor y formaba parte de una comunidad tan extensa como ancho es el cielo.

Algunas noches la lechuza se dejaba caer desde las alturas y las acompañaba a la luz de las estrellas contándoles historias inmemorables,  las noches en su compañía eran inolvidables, en esas noches bailaban al son de las ranas y la faisán las disfrutaba mucho compartiendo bailes y pasos sin reproches, de igual manera disfrutaba de la voz de la lechuza suave y en ocasiones inaudible, pero siempre apacible.

La faisán sentía gran admiración por las perdices, ya tiempo atrás forjó gran amistad con una de ellas que siempre se acercaba a acompañarla en sus tardes y en ocasiones en la mañana la observaba acicalarse con mucho esmero, antes de corretear los campos en busca de alimento para el resto de la bandada…
Así pasaba el otoño, hasta que llegó una nueva ave, ésta no era tan esplendorosa como el faisán ni tampoco tan recatada como la perdiz, se dedicaba a observar al resto, a ir de aquí para allá conversando con todos y presentándose de árbol en árbol, a mas de una ardilla le fastidio su presencia, con todo ella siguió deambulando, no parecía que tuviera prisa, incluso consulto a varios gorriones de algún tronco en el que acurrucar su oscuro plumaje y ocultarse de las noches heladas que se avecinaban, al llegar el cenit de la tarde ya encontró donde hospedarse, el antiguo agujero del abedul de la linde nordeste del bosque, anterior mente una familia de carpinteros se acomodaba allí.

Durante un tiempo iba y venia, se desaparecía varios días y volvía en la noche ocultándose en su nuevo nido, sus idas y vueltas causaban mucho interés en la comunidad e incluso revuelos a causa de las innumerables historias que ya corrían por el suelo frondoso, era un gran hormiguero de chismes, sin duda por mucho tiempo estarían pendiente de cuanto hacia hasta que finalmente o se cansaran o desvelaran el gran secreto, con todo su presencia creaba un gran respeto en esa parte del bosque, ni siquiera los ratones de la raíz del abedul osaba acercarse al nido de la urraca..

En una noche de luna llena, la lechuza deleitaba a todos con su canto, cada noche de luna llena la lechuza ofrecía serenatas al astro el cual lucia en lo alto regalando a su bardo su rostro sonrojado en noches calidas, tenue antes de la lluvia, reluciente y esplendorosa cuando la brisa corría, al igual que esa noche. En esas horas, ya todo el bosque conocía el nombre de la nueva inquilina, Ursula la urraca.

La perdiz observo el gran revuelo indiferente, y el faisán se preguntaba que acarrearía todo eso en un futuro, con todo pensó que nada tenia en contra de Ursula puesto que no la conocía… mas le preocupaba el ser tan distinta de la perdiz, su amiga Zoraida, le gustaba pasear a su lado y pensar que podía correr a su lado desapercibida para miradas ajenas, en verdad no ignoraba en absoluto las miradas de algunas aves como el cuervo, que envidiaba su plumaje por no poder lucir el tantos colores, y  a ella bien le hacia desgraciada sentirse tan vigilada por todos ya fuera por una razón u otra.

De vez en cuando su nombre era suspirado en las sombras o susurrado,  era difícil confesar que era infeliz, sentía la necesidad de amar, pero en donde iba todo era o deseo y posesividad, o por el contrario envidia y desprecio, era algo con lo que tendría que vivir, pero por ningún lado encontró a nadie que la mirara sin algo oculto en la mente, algo que se reflejaba en los ojos, el cansancio ya era una compañía constante y por lo cual los días se volvían mas pesados…

Un día descubrió algo que no pensó que sucedería, apareció Zoraida con un ramillete de moras, y al siguiente y después de varias semanas, se atrevió a conversar con ella, la perdiz tímida se presentó,  una especie de dulzura le recorrió por dentro y quiso reconfortarla, de alguna manera pensó que estaba ofendida por sus obsequios, los cuales fueron su manera de darle la bienvenida y acercarse a ella para conocerla, sin dar a entender alguna mala intención. Tras horas de conversación ambas se encontraron que les era difícil separarse, era como distanciarse de alguien a quien se ha esperado siempre, desde entonces era habitual sus paseos juntas, baños, o meriendas, y las largas noches de historias en plenitud eran sus momentos mas íntimos, donde se acurrucaban la una cerca de la otra sin temor a recibir reproches… era cierto, encontró a la persona que más feliz la hacía,  era extraño, pues ambas aves no eran de la misma familia, eso es lo primero que escucharía. Desde luego no la iba a exponer a las murmuraciones ajenas, ella se guardaría ese sentimiento en su pecho y disfrutaría de sus horas a su lado,  era todo cuanto necesitaba.

La perdiz nunca confesó las razones de por que en vez aparearse con un macho y formar su familia, siguió en el calor de su familia la cual esperaba a que se independizara, aunque fuera poco usual, no lo tomaron a mal, en si pensaban que era algo extraña, ya que cuando el padre iba a buscar alimento para las crías ella contribuía sin mediar palabra, ignorando a todos los pretendientes que se le arrimaban, hasta que una trifulca se formaba por la falta de paciencia o de ella o del macho.

Mas peculiar era para la madre el verla ir ansiosa a visitar a Cedra, y al volver aun revolucionada no revelaba nada de lo que conversaban, solo una sonrisa feliz en su rostro le permitía vislumbrar lo que disfrutaba con su amiga, incluso cuando algo malo sucedía ella volvía abatida, con todo retornaba a subir al lado alto para verla aunque no se la viera bien.

Tanto Zoraida como Cedra, eran dos aves muy peculiares y ella no iba a involucrarse en nada que volviera infeliz a su hija, de alguna manera sentía que la solitaria hija al a que crió y vio crecer, nunca formaría su familia, en ese sentido ya estaba claro, hasta los machos la rehuían excepto cuando se metían en apuestas sin sentido.

El padre insistía en buscarle un macho que asentara la cabeza de su hija, la madre reafirmaba su poder en que nada tenia que hacer, una noche Zoraida no volvió a dormir como de costumbre, era tarde y les era imposible alejarse del nido, las crías recién nacidas precisaban de protección, la lechuza se ofreció, sobrevoló el tronco en donde se cobijaba Cedra y allí abrazadas las encontró dormidas, acurrucadas y cansadas… el plumaje de ambas aparecía algo desarreglado, suponiendo que la carrera de la tarde fue mucho mas intensa de lo normal, ignorando que un zorro estuvo cerca de atraparlas.

Ninguna se quiso separar de la otra esa noche, a la mañana siguiente volvió tras acicalarse, explicó el que tuvieron que ocultarse en un espino hasta que el zorro desistió, los padres escucharon escandalizados y atemorizados de que otra vez se vieran acosados por el insaciable apetito de los depredadores, en la primavera nacieron las crías todavía eran jóvenes para trasladarse, espantados y nerviosos, se preparaban para marchar, Zoraida mantuvo su pico bajo y en silencio, ayudo pero no hizo ademán por marchar, nadie se preocupó pensando en la experiencia vivida el día anterior, la lechuza que de normal duerme de día y en la noche despierta los observaba de lejos, en silencio, ella intuía que algo más ocurría. Cuando la madre manda a todos partir, Zoraida se separa y se plantó, en un principio la idea de una pataleta se forma en la mente de la madre, luego una preocupación la recorre y comprende que su hija no marchará, se vuelve a ella y se acerca, le pide de que la siga con los demás, se niega, la observa, su mirada se vuelve nerviosa evitando fijar la mirada en sus ojos, algo no estaba bien, al final todo le cuadra,
Ella no marchara, por que ya encontró su hogar, ya supo que hacer y con quien estar, no hubo preguntas, ella ya era mayor, y nuevas crías esperaban ser atendidas,.

La madre empujo con suavidad a su hija separándola de la bandada, la empujo y la guió, finalmente le pidió que fuera a su nuevo hogar, que volviera con el ser predestinado, Zoraida duda, va y viene entre lo que siente y debe, la madre se vuelve de espaldas y parte con los que aun la esperan, allí deja a su hija.

Un día en el nido familiar, pensando, mirando en derredor, sola, hasta que cae la noche y la lechuza desciende, reconoce la desorientación de la perdiz, la arropa con sus alas y le ulúlela  tiernamente, igual que a su preciada luna.

Cedra supo de la marcha y en su desconsuelo perdió el rumbo, ya llegó la oscuridad y se oculto en una cueva en donde un gran oso hibernada, apenas se revolvía en su sueño profundo, su tristeza le impedía pensar coherentemente e incluso vislumbrar el peligro que corría si seguía a la mañana ahí.

La lechuza acompaño al tronco a una conmocionada Zoraida, y descubrieron que este aparecía vacío y frío,  Zoraida intentó echar a correr a buscarla pero era incapaz de ver en la noche tropezando con las raíces y los socavones, la lechuza insistió en que volviera al tronco y que ella buscaría desde las alturas, así lo hizo y tras horas de sobrevolar se fijó en algo muy extraño, otra ave fuera de su nido y muy alejada de este en plena noche, de normal volaban de día, no se orientaban bien de noche ya que no distinguían absolutamente nada a diferencia de ella que era un ave nocturna.

La observó y descubrió que vigilaba una abertura en la roca, la cueva del gran oso pardo, en esa época invernaba, pero si algo atraía a ese pájaro es que algo extraño sucedía en el interior, descendió un poco mas evitando la luz de la luna sobre si, y su sorpresa fue mayúscula, la urraca vigilaba la entrada, esperando algo,.

Se introdujo en el interior con un vuelo raso y se poso con suavidad en un saliente de la roca, al cabo de unos minutos distinguió algo realmente asombroso, Cedra  acurrucada a la pared descansaba en la misma cueva del oso, descendió con cuidado de no sobresaltarla a su lado, tardó unos segundos en darse cuenta de que ya no estaba sola en ese rincón, y poco mas en ver quien era, en su rostro se dibujo un gran alivio y regocijo, en verdad el ave se sentía perdida, con todo percibió algo extraño, en ese momento no pudo saber de que se trataba, solo pudo pensar en sacarla del lugar y así lo hizo.

Apenas asomaron al umbral de la puerta la urraca alzo el vuelo con un graznido, ese acto le creo un mal presentimiento, esa ave no le creaba nada de confianza, algo se traía entre manos. Avanzo despacio con ella por el bosque, la guió de nuevo a su hogar, mostrándole el camino de retornó, fue una tarea ardua, pero ella era una de las pocas criaturas que le simpatizaban al bosque y no la iba a dejar a merced de un oso hambriento. Cuando al fin llegaron poco faltaba para el amanecer, Cedra agotada apenas alcanzó el tronco cayo dormida, enseguida percibió su olor Zoraida salio en su busca y al verla tan desmejorada se acerco a ella y comenzó a cuidar de su persona, sus alas estaban mal plegadas y su cuerpo escondía mucha maleza que había que desprender,  y lo más triste sus bellas plumas semi arrancadas, como si algo la hubiera asediado y arrebatado una parte de su belleza, no comprendía que o quien todavía, pudo a ver sido cualquier animal.

Hasta la tarde no volvió en sí, y algo de lo ocurrido se desvelo en sueños, la urraca la visitó, la informo de la marcha de su bandada, de que ya no se volverían a ver, de que le dijo que no fue mas de una diversión para ella, de que su belleza no era mas que otra maldición que solo deslumbra y crea el recelo de muchos o la envidia, e incluso la avaricia, que su lugar no era este, sino en un lugar mucho mas hermoso con seres de su linaje.

Con cada palabra el rencor de la perdiz aumentaba, la rabia aumentó al descubrir que ella misma se arranco sus plumas, que se infringió tal daño, que el dolor de su perdida superó el raciocinio y la urraca se aprovecho de su indefensión y desesperación.

La colmo de cuidados, mientras buscaba la manera de arreglar cuentas con esa ave de rapiña y traicionera, esa ave que busco causarle daño, que para colmo corría la voz que vigilaba durante días a Cedra, como si nadie mas existiera al bosque, que luego volaba lejos y volvía de nuevo para volver a pasar horas posada mirándola.

Durante unas horas en las que se ausento pidió a la lechuza de vigilarla, mientras ella cojeaba de aquí para allá, casi sin poderse valer por si misma, y allí apareció la urraca, se ocultaba tras un matorral muy frondoso,  la lechuza extendió sus alas avisándola de la cercanía de la otra, y acudió presta a salvaguardar a su compañera, allí la urraca intentaba confundir de nuevo a Cedra, Ursula poseía una mente muy retorcida.
Apenas alcanzo a alterar a su amiga, Zoraida se plantó ante ella retándola, desafiándola, corriendo tras ella impienso que alzara el vuelo, siendo mucho mas rápida que la otra batiendo sus alas, tenia acorralada a la urraca, de pronto algo comenzó a caer del cielo, se apartó rápido del lugar y cubriéndose empujo a Cedra al interior de su tronco, al poco asomaron a descubrir que ocurría, un montón de piezas brillantes, al cual mas llamativa se acumulaban alrededor de la urraca, la cual se afanaba en recopilarlas de nuevo y esconderlas de ojos ajenos, algo volvió a la mente de la perdiz, el comentario de múltiples robos en bosques vecinos.
No se lo pensó dos veces, enseguida comenzó a rememorar en voz en grito los avisos de otros bosques, las noticias  y los sucesos, e incluso añadió de los daños infringidos a la Faisán, todo el bosque se aglomeró alrededor del ave, las aves rodearon el perímetro, la urraca temblaba de miedo, todo  cuanto hurtó a sus pies descansaba y la lechuza a la luz del día volaba yendo y viniendo del nido de ésta trasladando mas y mas cosas del nido, el bosque le requisó su hurto avisando a los afectados que se acercaron a recuperar sus pertenencias, nadie puso pegas a echar a la ladrona, restringiéndola la vuelta a sus árboles, algo llego meses después de que se asentó en una ciudad de humanos.

El bosque volvió a la normalidad, incluso a la primavera volvería su madre con el resto de la bandada, ella y Cedra siguieron en el mismo tronco compartiendo sus tardes y sus noches, sus días fueron felices, no confesaron a nadie que sucedía, tampoco nadie preguntó, la lechuza sus historias bajaba a compartir, y ellas abrazadas la recibían antes de que alzara el vuelo a ulular a su luna.








sábado, 25 de febrero de 2012

LAS PUERTAS





En un mundo de restricciones, de limites, de confidencias a la sombra, en todos lados existe un predominante, un punto en convergencia que puede unir muchos caminos, en todos ellos se encuentran verdades y mentiras, limitando por la sombra de una puerta, ya este abierta invitando a unirse o cerrada excluyendo posibles curiosos…

El ser humano siempre antepone llevar la cabeza bien alta a admitir errores, a considerar cambios, a participar a favor de otros, en cambio la vergüenza lo consume, la dignidad por los suelos aunque jamás lo admita, no reconocerá lo que esconde tras la puerta de una mirada, no reconocerá lo oculto tras las puertas del silencio, no abrirá la puerta a terceros para que le apoyen, por que seria reconocer que en su vida, entre los suyos, existe una mancha grasienta que no es capaz de limpiar ni hacer desaparecer, el rencor entonces consume, la lastima hace peligrar su paso firme, y la mirada antes siempre alta pasa ser una bofetada de desprecio ocultándola en el lustre de sus zapatos.

Son muchos los que padecen directamente e indirectamente, las faltas ajenas, ya sean por malicia o por el ruin destino que crea dependencias malsanas, ya que toda sustancia atrae a la mala conciencia e incluso la inconsciencia de actuar mas allá de la moral propia dejando a quienes se ama a merced de la vergüenza y la lastima…

La vida esta plagada por miles de puertas, las que vemos puede ser de madera que protegen a un hogar de intrusos ajenos, e invita a conocidos a unirse a su fuero calido de amistad y afecto, toda una comunión de unidad y entrega. Otras puertas retienen aquello que en la sociedad no admite su presencia, abren a la familia a reunirse fugazmente para luego llorar la lejanía y la tristeza de hallarse en tal situación, otras puertas abren posibilidades a un bien mayor, a un cambio, a la fe de hallar nuevas metas,  y por ende hay llaves que abren a favor o en contra a terceros que lo mimos pueden salvar la integridad y el futuro, como destruirlo y deshacer toda fe y esperanza de una vida mejor con los tuyos.

Y entre tanta puerta todos olvidan, esos ojos inocentes, que cruzan unas y otras, sin saber el porvenir ni el pasado, desconociendo toda posibilidad, esperando recuperar lo que muchos disfrutan y juzgan de uno mismo, esos ojos atraviesan puertas que para muchos son desconocidas, alcanzar a ver el lado oscuro sin considerar lo bueno o lo malo, y en el corazón de las sombras encuentra la única luz que no puede mantener a su lado, el único amor que posee bajo las rejas del destino, que día a día se aleja bajo la cadena de una dependencia que no la libera, y esos ojos saben ven y niegan al mundo, el como ese ser se marchita ante si, siempre con una sonrisa en los labios y unas palabras de fe en su voz, regalando promesas que en el fondo no se cumplirán, alcanzando el consuelo en la añoranza de una vida normal, con cada suspiro compartido en sueños y palabras que allá quedaron, tras esas puertas de hierro, tras esos muros inexpugnables, tras esa vigilancia constante, que siempre picaba con su mirada en la espalda al no permitir que el cariño fuera libre con aquellos con los que no se podían guardar recuerdos entrañables fuera de ese lugar…

Odio a la oscuridad, odio a la luz, cobardía al rencor, miedo a la perdida, como una persona inocente e ingenua convive en el declive de una existencia acorde a su edad, como vivir el conocimiento de a quien no tienes se encuentra en un lugar aborrecible, como dominar el miedo del reconocimiento de la verdad, como evitar esas lagrimas que revelan el dolor guardado, como evitar esa mirada triste por las lagrimas de soledad e indefensión, por la marca de esa mano negra que siempre llega  y roba los mejores instantes con la simple palabra, “se acabó”.

Una guerra se yergue en cada reunión, los truenos caen desde mucho mas cerca que los cielos, unas nubes oscuras se ciernen en el único hogar que se conoce como propio, y la duda entre abrazar a las visitas queridas o huir de esa amenaza con la que se comparte sangre  y lazos, los truenos atronan, las miradas encendidas y todo explota,  el desastre y la rabia tocan a la puerta, las puertas ya se cierran, el dolor aumenta, sin embargo le esperanza a que todo cambie sigue ahí presente.

Cada cierto tiempo llega la ocasión en que hay que acudir a un portal igual de doloroso y en el que la incertidumbre siempre esta ahí dando coba a las posibilidades, siempre mas nefastas que esperanzadoras, la voluntad de los que amamos a ese ser al que a se cree perdido es mucho mayor, que las creencias ajenas, ya caigan lagrimas, ya llueva malos presagios las puertas siguen entornadas a la espera de si esa vida abandonara nuestro hogar para pasar las puertas del cielo o volverá a cruzar la nuestra para unirse a nuestro abrazo.

Muchos umbrales vemos a lo largo de la niñez, en ocasiones son apacibles y deseas no abandonarlos, en otros sientes que no eres bien recibida y aguantas, en otras ves y escuchas como desprenden ese veneno por el progenitor sobre uno mismo, y ahí te mantienes con la vela alzada dispuesta a seguir navegando por esas aguas turbulentas y manteniendo la puerta de tu cabina cerrada mientras pilotas tu moral a buen puerto…

Se crece en muchos ambientes y ninguno alcanza a formar un lugar concreto en tu vida, no eres de ningún lugar ni tienes a ningún lugar al que acudir en épocas de tempestad, se abre una puerta y no deseas cruzar, se cierra y la duda de si te equivocaste, se cierra otra puerta y temes las razones, se abren otras a las que rehuir por intenciones poco dignas, y así se camina por esa calle solitaria.

Un portón enorme siempre presente en la memoria, para muchos un lugar al que uno no debe acercarse, para otros un lugar de desgracias, para otros una cama mas que ocupar, para algunos un punto de intercesión entre el antes y el después, e incluso una prueba de verdad o falso, para otros… un lugar donde alguien vivió y compartió momentos duros y momentos dulces, un lugar donde tuvo lo poco que conserva de aquella persona que fue el único centro de su vida, la promesa de vivir mejor y con quien más quiso, y finalmente el lugar donde fue y no llegó a cumplirse tantas promesas y sueños.

Puertas, todas son distintas, muchas de transito, muchas de felicidad, otras de temor, y todas pasan en distintos momentos por tu vida a rozar el umbral de tu conciencia, de tu persona, incluso a forzar la visita a tu vida contra tu voluntad, y si se acomodan en ella te sientes cada vez mas perdido al convivir con una influencia que apura continuamente esa fuerza que a uno lo mantiene en pie, caminando, esforzándose, deseando y soñando con un futuro que nunca se llego a cumplir en un pasado.

La represión ciudadana, paso por épocas duras, pero muchas vidas siguen sufriendo, siguen reviviendo esas épocas, muchas familias viven en la lastima de a quienes ya no conservan a su lado, sin valor a salir por la puerta de sus hogares y tocar a un nuevo umbral, otras siguen de puerta en puerta en busca de un lugar que sea distinto a lo que ya tuvieron, que encuentren a alguien con quien alcanzar la culmine de sus expectativas, evitan recordar un entonces, se centran en un posible, y cuando llega la noche, les asaltan esos secretos que las acosan y no quieren revelar para no volver al pasado, para no dar significado a una realidad, un portón grande fue la limitación y seguirá siendo esa barrera, entre lo que uno desea y no obtuvo.

VOZ CONTRA EL VIENTO





Entre refranes se suscita la verdad, entre dichos se denota la ocasión y voz en grito una rebelión se alza en estos tiempos contra el viento de la hipocresía. Y esa voz siempre se sienta sola a la espera de compañía y apoyo en unos tiempos de aflicción y desconsuelo.



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Una marabunta se cierne en la vida contra muchos y contra todos, muchos en la avaricia, pues el pecado es grave cuando caen inocentes en la desconsolada pobreza, muchos se ven afligidos por los derroteros que dan las esferas superiores, aquellas que en cierto modo deben salvarnos del infierno.

La tentación es grande, pocos son lo suficiente dignos para resistirse, y aquellos que viven bajo el cauce de la necesidad solo envidian  y replican por aquello que les falta, estabilidad, otros protestan por lo que pierden, no tanto como los que en la calle ya viven, y el avaro que flirtea con la simpatía y las leyes, todo le da lo mismo, pues a él no le afecta, ya por muy conocido sea, la ley le cobija y por ende todo le viene en gana.

El pueblo decide, el pueblo pide, el pueblo reclama, y ya era hora que despertara, todos unidos, a defender lo que les pertenece, el derecho, la dignidad y aquellos poderes por los que en un pasado luchó y hoy se les niega, la salud es un bien común, se ha de cuidar y por ende un derecho primordial, mala conciencia de quien pretenda llenarse los bolsillos quitando de la legislación el derecho gratuito a ésta. No existe un futuro si una educación adecuada, sin unos derechos adecuados a los necesarios y es que si antes el menor trabajaba por comer, por no permitirse el pago de una escuela, un cambio que nos otorgó a todos la igualdad de estudios, educaron libre y publica, me pregunto como se espera que en el futuro no seamos unos inadaptados y analfabetos, si volvemos a la prehistoria…

Muchos olvidan que pecar por avaricia, no quita de devolver el mal causado y luego la vergüenza te pille enmendando el daño infringido a esta sociedad, si disfrutaste como un cosaco no queda de más que cubrir y pagar por ello, si duele no haber aprovechado, y es que ya se dice….


Barato es pecar, y caro enmendar.

jueves, 23 de febrero de 2012

XVIIIL

XVIIIL


Una rosa solitaria,
En unas manos frágiles,
Temblores que la sacuden,
Rociada por  lágrimas,
Memorias de sus pétalos,
Caen en la tristeza
Que desprende un rostro
Angelical…

Divino roce,
De las alas de su aura,
Alza al vuelo la gloria
De un corazón que palpita,
Fugazmente reluce,
Esos ojos antes tristes,
Recobrando el lucero de la mañana,
Recorriendo el horizonte,
Con una sonrisa
Que antes yació perdida.

El tambor vibra,
En el latido de su pecho,
Retumban los acordes
De una nueva melodía,
Notas lucidas
De nuevas palabras,
Versos compuestos
En el lecho de algodón,
Cúmulos suaves
Que pasan suaves por el corazón,
Rozando el cielo en su ascensión.
Arrastrando su voz al sol,
Elevando al amor
A la órbita celestial.

Celeste mirada,
La que posa en mí,
Dorados cabellos
Que deslumbran al sol,
Tez cremosa,
Dulce ambrosía del cielo,
Aroma fragante
Que seduce a la inconsciencia,
Difícil razón
Para olvidarte.



martes, 21 de febrero de 2012

XVIIL

XVIIL


Despojos, desperdicios, despilfarro,
Desesperación por la pérdida,
Desolación por los restos,
Desgaste por la impotencia,
Desolación sin contemplación,
Destilando odio en el acoso del miedo,
Deambulando en la incoherencia,
Desatando la furia contenida,
Desterrando esperanzas inconclusas,
Devolviendo al ajeno su ver,
Denotando la fe por vivir,
Desencajando el mal golpe,
Desmenuzando la ira,
Deletreando el valor,
Destronando la amenaza,
Descolocando el fin,
Despojando de la túnica,
No hay santos, no hay demonios,
No hay ayer, no hay hoy,
Solo un mañana, solo una inspiración,
Seguir aquí ahora y siempre,
Doblegando la maldición y superando la marea,
Descalza sin sandalias una nueva senda
En una vida por reconquistar.

lunes, 20 de febrero de 2012

SERENA

La puerta se cerró con suavidad,  el verme en el dormitorio sola y en un lugar que no me era familiar, fue mucho peor para mi estado de animo que cuando marchábamos en el coche…

Me sentí atrapada y desolada al mismo tiempo, y deseando salir huyendo de esa habitación y volver a la cocina a escuchar la voz de mi anfitriona antes que estar sola, la idea de que me atrajese no me era ni descabellada en esos instantes, y mi mente trabajaba a marchas forzadas en que me calmara y razonara, cosa que mas bien parecía un debate entre la cordura y el impulso, finalmente me puse a respirar hondo, buscando calmarme como fuera, antes de dar la impresión de un conejo asustadizo.
La cama con un cabezal muy elaborado que asemejaba uno del siglo pasado, y que se mantenía en un estado estupendo, era el centro de atención en la misma habitación, el armario apartado a la izquierda y de cara a un pequeño tocador que cubría la paredes de la derecha, una alfombra entre ambos, la lámpara de luz suave iluminaba esa parte de la habitación, me acerque a una de las mesitas que cubrían los costados del cabezal a encender una lamparita, ésta resulto mas luminosa que la de la entrada, la colcha era una belleza echa a mano, de las pocas que se ven desde hace mucho, no pude resistirme a acariciarla con suavidad…

Me di cuanta al cabo de unos minutos de una luz frente a mi, oculta por el armario una ventana abierta al patio, dejaba pasar la luz de la luna y la fragancia de la selva oculta en esas paredes, era una maravilla, rodeé la cama hasta llegar al marco y ahí me quedé contemplando la noche, sentada al borde de la cama, pensando en mi madre, en Diana y en… Tiara, en especial ella, la sentía tan lejos y tan tristemente perdida, que en esos instantes era como si hubieran pasado semanas o meses en vez un día.

Los grillos llenaban el ambiente con su canto, finalmente me levanté sin muchos ánimos con la idea de pasar por el aseo, apenas recordaba su ubicación, pero tampoco quería molestar, salí al exterior donde todo estaba en penumbras, y palpando fui buscando la puerta siguiente mientras me situaba con las indicaciones que me venían a la memoria, un cierto olor a lejía, me obligó a detenerme en una puerta cercana a mi mano, tome la manilla y empuje, la luz me dio en la cara, cegándome, tras parpadear unos minutos cubriéndome los ojos, pude ver el aseo y de nuevo a ella, que me miraba divertida con un cepillo de dientes en la mano, con un  respingo cerré la puerta aprisa, desde luego era una situación muy incomoda, al menos no la pille a ella en otra mucho mayor, suspiré intentando no pensar en su mirada brillante, y la luz me volvió a dar en la cara, no me había movido del sitio, y todo el pasillo a mi alrededor se iluminó como si saliera de una cueva al sol, ahí estaba ella mirándome otra vez con ese interés que le percibí antes, en esta ocasión no sentía ganas de alejarme, simplemente me quede quieta mirándola en silencio, ella se acerco a mi con suavidad, hizo amago de apartarse para dejarme pasar, pero algo hizo que se lo pensara y me beso en los labios, con suavidad, sentí una caricia calida, de alguna manera yo estuve esperando eso toda la noche, desde que la vi, no sabia por que, pero quería seguir ahí, a su lado, simplemente sintiendo su cercanía  y volver a compartir otro beso, ya no pensé más en nada, ni en antes, ni el ahora y menos en mañana, le cogí la mano acercándola a mi buscando su cercanía, ella enseguida me abrazo y su beso se volvió mas profundo, un regocijo me recorrió de arriaba abajo, mis besos cada vez más presurosos revelaban esa ansia que me recorría al tenerla cerca, esa mujer me devolvía la vida con cada caricia, me hacia arder con sus besos, y unas ganas tremendas de tomar la iniciativa a lo que en verdad no tenia valor suficiente.

En algún momento ella apaga la luz del aseo, me toma de la cintura y echa a caminar hacia el dormitorio, allí ella me invita a pasar, en un principio me dudo, la vuelvo a mirar y ella espera a que yo decida si quiero estar con ella o pasar la noche sola, doy un paso hacia delante sintiéndome tímida y al entrar todo el dormitorio esta lleno de fotos, al igual que en la sala donde estuvimos antes, es como un mausoleo de recuerdos, incluso hay fotos de ella y otras mujeres desnudas en la playa, se las ve muy jóvenes, es como ser pequeña en un lugar así, su mano roza la mía, sigue tanteándome, de alguna manera no quiere ofenderme, la cuestión es que no lo hace, me halaga y a la vez me hace feliz su presencia y su cercanía el deseo de tenerla en mis brazos y entregarme a su persona, es incomprensible y tampoco me importa, ahora esta ella ahí y yo con ella y para mi basta con eso.

Me guía hasta su lecho, se sienta frente a mi, yo la observo la electricidad que emana crea corrientes en mi interior, sus manos acarician mis piernas y su roce me incita a abrir las piernas, mientras mis manos acarician sus cabellos, sus manos pasan a la cara interior de mis muslos, un temblor me recorre y las piernas me flaquean, ella me atrae hacia si tumbándome a su lado, y coloca una pierna entre las mías, sus manos sobre mis caderas y nuestros rostros pegados, la respiración de ambas es agitada y el calor que siento cada vez es mayor, en especial entre mis piernas, donde su pierna se mece entre las mías, poco a poco alzo la pierna por encima de la suya y acerco mi cadera hacia ella, las dos nos deshacemos en besos, la ropa nos estorba, pero ninguna hacemos el esfuerzo de sacárnosla de encima, creo que nos puede la necesidad, tampoco es que me importe, la noche es larga, y si dios quiere tan intensa como promete este fuego que me consume.

Apenas mi pelvis roza la suya un gemido escapa de sus labios, repito el roce, y su cuerpo responde el mío y sigo con  ese baile que cada vez pasa a ser mas que un roce, mi cuerpo humedece más y la ropa interior la noto mojada, me molesta y quiero quitármela, pero no parar, ella me abraza presionando su cuerpo al mío y acelerando el ritmo, sus labios se hacen dueños de los míos, el aire me falta, necesito gritar, gemir, patalear, lo que sea, no consigo contenerme y cuando mi cuerpo entra en un estado de tensión gimo justo antes de que mi cuerpo se libere entrando en un estado muy placentero,  sigo moviéndome pero sin tanta desesperación, diría que la acaricio, que consuelo el esfuerzo que hemos realizado, su abrazo se afloja, y con una mano retira mi cabello del rostro, me caricia a la vez que me da besos suaves, el sueño me empieza a vencer, los ojos se me cierran y estoy tan a gusto, que ya no soy ni consciente de lo que acaba de suceder ni donde estoy no con quien, solo que su calor me da paz.

A alguna hora de la noche despierto, sus brazos todavía me rodean, dándome calor, hace fresco, su respiración es pausada, se ha quitado la ropa y apenas lleva una camiseta y un pantalón corto deportivo,  una sabana nos cubre, la miro, su rostro relajado y pienso en lo que ha ocurrido y que en verdad no me arrepiento, me siento feliz, relajada, y como si hubiera satisfecho algo que no sabia que necesitara, su calor me reconforta, su persona es tan atrayente y al pensar en su voz me estremezco, y pienso que lo mismo he perdido a mi primer amor y he encontrado a alguien que me hace feliz, que al mirarme me hace sentir como si fuera el mundo para ella, eso era lo que me hacia percibir y me daba algo de miedo.
Me alejo de ella, busco la colcha y la extiendo sobre nosotras, tras eso miro la ventana abierta y miro de entornarla para que no entre tanta corriente, empiezo a desperezarme y miro mi ropa, arrugada y apegada a mi cuerpo por el sudor, me la quito y enseguida me siento mucho mas cómoda, en vez alejarme de ella vuelvo a su cama, a sus brazos, donde su calor calienta algo mas que mi cuerpo, también calienta una parte de mi interior que antes me hacia sufrir… enseguida caigo en el sueño, después de abrazarla a ella y mantenerla pegada a mi.

A la mañana siguiente, ella ya no esta a mi lado, un deje de tristeza me recorre, miro a mi alrededor, evitando la luz del sol en la cara, una bata al pie de la cama, mi ropa en un taburete al lado del armario, y al fin un reloj donde mirar la hora, las doce del medio día, he dormido mucho, algo que me sorprende ya que ayer no tenia ni ganas.

Me incorporo con algo de pesadez, pensando en que hacer el día de hoy, también en como tomar lo ocurrido la noche pasada, pienso en si llamar a mi madre y decirle que estoy bien, en como estará Sam y si ya se habrá levantado, al final me digo a mi misma que paso a paso, que ya iré viendo como sigue todo y que por mas vueltas que le de a las cosas hasta que no suceden no se aclara nada.

Con calma y sintiéndome como si un gran peso se hubiera evaporado, comienzo a vestirme, como no he traído nada mas, me pongo lo mismo de ayer y la idea de un baño se me hace muy seductora, incluso un deje de añoranza me recorre con la idea de meterme bajo el agua caliente y ser acariciada por esta mientras me relajo, a veces un buen baño o una ducha rejuvenece los ánimos y alivia los males, y algo me dice que es lo que mas necesito en esos momentos, ya sea por la incertidumbre o por los cambios en mi vida.

Tras calzarme, abro la ventana para que se ventile el dormitorio, apunto de salir me vuelvo y pienso en que anoche apenas mire las fotos y bueno la curiosidad me puede, así que me acerco a ellas y empiezo a mirarlas con detenimiento, fijándome en cada una de ellas en especial en las que ella sale, se la ve con tanta energía, que hasta envidia da, es como si fuera una bombilla reluciente siempre a punto de dar luz a quienes la rodean, esa es la sensación que desprende cuando se la mira en las fotos, no se por que, pero algo me hace enrojecer, puede que fuera la idea de que brilla, pues en la noche daba esa impresión al posar mis ojos en ella, al ver ese brillo en los suyos o la calidez de sus labios al besarme, e incluso… solo el recordarlo, revivo las sensación pasadas con ella y mi cuerpo reacciona a tal impresión, dios es todo un peligro su atracción, solo de recordar ya vuelvo a sumirme en fuego que me abrasaba, mejor evitar ciertos pensamientos.

Salgo algo precipitada del dormitorio, no muy segura de hacia dónde ir, y choco casi a ciegas con ella, apenas tengo tiempo de frenar el impulso de echar andar cuando me doy cuenta de que la tengo de frente, ella me sujeta de la cintura a modo de recibimiento, y luego toma mi mano cómplicemente, ese simple gesto me encanta, le sonrío sin saber que decir, nuestras miradas se centran la una en la otra, hasta que un carraspeo me hace volver al a realidad, alzo el rostro en busca de quien a echo ese sonido y Sam, recostada en la pared nos mira divertida y expectante, ahora si que el rojo se me subió a las orejas.

-         Ya veo que pasaste buena noche, y parece que algo ha surgido bajo la luna llena…

Esto ultimo lo suelta divertida, me esta provocando lo se, pero en serio no me sale ni una palabra, las miro a ambas como si  fuera una criatura indefensa pillada en un momento de apuro, y claro las dos echan a reír, ahora si que parezco tan inocente como soy, dios si la vergüenza se pudiera evaporar ahora seria el mejor momento para que no vieran lo incomoda que estoy.

-         Buenos días a ti también Sam, espero que no envidies el haber pasado la noche en buena compañía, no creo haber arrebatado nada o eso espero.


-         No cariño, nadie va a reclamar nada, y tranquila por su descaro mas bien anda divertida, apenas se creía que todavía descansaras, y bueno parece que la impresión de vernos intimando le ha chocado un poco, ya se recuperara mientras desayunamos o si lo preferís almorzamos, dentro de poco se hará la hora de comer.


-         Creo que mejor almorzamos tengo un hambre que me muero…

Esto ultimo era la verdad mas grande del mundo, mi estomago era como un agujero negro que estuviera absorbiéndome desde dentro y gruñéndome por no alimentarlo.

Con un ligero apretón de manos me lleva de vuelta a la cocina, seguida de Sam, que luce una sonrisa algo picara y me guiña un ojo de manera amistosa, ahora si que no se que pensar, bueno ya me preocupare cuando llegue el vendaval de preguntas e indirectas, todavía no se en donde estoy sentada y hasta que punto me estoy implicando con esta mujer, aunque no me importaría tener mas de lo que compartimos anoche, lo que ella consiguió en unas horas yo creí que no sucedería en meses, sentirme querida y mucho mas, sobretodo deseada, y si alguna mujer lo niega miente, no hay nada mejor para levantar a una del agujero de la tristeza y el rechazo, espero seguir disfrutando un tiempo mas de esta atención y conocerla mucho mas, siento que es alguien muy especial y me atrae mucho, por poco que sepa de ella me parece suficiente para querer saber  mucho mas, y seguir disfrutando de su compañía.

El almuerzo transcurre entre bromas y risas por mi y hacia mi, me lo tomo con humor, supongo que antes o después me tocaba pasar por el aro, así que a esperar que todo pase y bueno a reajustar mi vida, en primer lugar mirar las ofertas antes de la hora de cierre, el instalarnos y reorganizar lo que necesitemos además de conocer un poco mas el lugar.

Se lo comento a mi compañera de viaje, ella asiente con la cabeza y mientras recibimos consejos de los que tomamos nota mentalmente, en especial avisos de algunos que no pierden oportunidad de guiñar a la oportunidad,  por así decirlo nos podemos ver con mas de un pretendiente a nuestras sabanas en horas, y vaya si tuvo razón, apenas pasaron unas horas ya tuve tres ofertas mientras descargábamos nuestras pertenencias y de paso comprobábamos como iban nuestras solicitudes, parece que las mujeres disponibles en la zona escaseaban o ya se aburrieron de las presentes.

En la taberna que habría hasta altas horas de la noche, donde hacía falta camarera dos parroquianos se deshicieron en halagos y proposiciones, incluso el curo miraba a Sam con lascivia, la cual se giraba con escalofríos de la impresión, en la tienda de ultramarinos el hijo del dueño que nos quería invitar a un vinito y si era propicio algo mas conmigo, ya si que tenia ganas de salir corriendo del local, ya que no perdió oportunidad para acercarse de mas a mi siempre que nadie miraba, bastante es ser recién llegada como para provocar escándalo y te tachen de lo que sea… así que aguante la persecución o mas bien la caza, y en cuanto pude salir huyendo me faltaban pies para correr.

A la hora de la comida, nos encontramos las tres a la plaza y nos invito a comer al local del día anterior, allí Sam le contó con detalles la persecución vivida, y mi cara lo decía todo, rabia, coraje y una buena cantidad de repulsión, el camarero del día anterior cambio su actitud al ver con quien nos sentábamos, en vez piropear ahora nos miraba con desprecio, así que nuestra anfitriona se rió de buena gana, confesándonos que no era muy popular por su inclinación y sobretodo desde que el tío del muchacho estuvo años buscando un noviazgo con ella que no llegó nunca… al saberse de sus gustos, el revuelo llegó a los santos patronos y bueno se la tacho de cosas inconfesables, así que toda una anécdota que contar, y que espero cuente pronto para ver que tipo de recibimiento nos podemos encontrar.

viernes, 3 de febrero de 2012

ESTADO BURGUES





He aquí la congestión social y económica a la que se ve enfrentado un país y ante todo el individuo mas inconsciente de la situación, ya sea por falta o por incompetencia esta vida se convierte en una trampa y la envidia de terceros, ya que entre risas y bromas no somos mas que el chiste ejemplar de un sistema sin fundamentos ni defensa ante la avaricia y el impuesto, pues ya sea que paguemos o no, somos el talón de un país que muere en la miseria del robo, el soborno, el desprecio, la estafa, de una avaricia ejemplar por aquellos que sustentan un país bajo la palabra del pueblo cuando el mismo pasa las penurias de ser gente de bien a mendigos sin causa….

Es así de simple, como que otros pasaron el huracán y ya se levantaron con dignidad, nosotros nos revolvemos en el lodo como ratas sin futuro que el exterminio por la inanición, sea hambre de estabilidad, sea hambruna de necesidad, sea de seguridad, ya con todo sueños rotos y desmoralizados, pues de paso antes está el interés personal que por ende aquellos que valen su peso en oro, se olvidan del esfuerzo y suscitan el interés y con astucia bajo manga algo cae del revés, sirviéndose de cuanto llegue para no perder su poder y si por si o por no, el ciudadano sin privilegios se ve en esta guerra sin cuartel entre la razón y el deber de quien podrá y quien no, avalar esta realidad, dada a nuestro entender por la especulación y el ladrón, de quien engaño y suscito ansias de mas no poder.

Son muchos los perjudicados, los bancos mueren en su podredumbre, otros absorben lo que queda del difunto, nosotros en cambio en el desconsuelo nos deshacemos, con lagrimas e impotencia perdemos cuanto tenemos, una lucha perdida por aquellos que nos despojaron de dignidad y vida, tirando por tierra un esfuerzo que otros no pudieron, y la mirada atrás se hace constante en la desdicha de saber cuanto y ya nada queda…

La falsa esperanza de un futuro a buen puerto, ha creado la llegada del fantasma de la verdad, pues si entre mentiras se crece un mundo, como una torre de naipes cae, en escombros todo se convierte ante los ojos inocentes de muchos y se maldicen por ignorantes y confiados de no esperar la guadaña que mate todo cuanto alcance su saña.

Es difícil admitir, es imposible concebir, es ante todo un reto por conseguir, el levantarse de nuevo y volver a caminar, el recuperar la luz perdida de una ciudad de oro en los albores de un nuevo crecimiento, pero esperemos aprender a que nada es lo que parece, a construir con cimientos fuertes y no con una baraja de naipes con la suerte ya echada, pues un soplo de desconfianza y mal augurio todo cae como la lluvia del cielo, fría y torrencial cuando la tempestad se yergue con toda su templaza y furia descomunal, así es la naturaleza no olvidemos su gran verdad.

Y recordemos que el pobre es pobre y todo lo pierde pero es el rico el que se queja de no sostener todo cuanto tiene, no le faltara alimento solo sus lujos y libertades, y nunca mirará al pie de la escalera a aquellos que piden limosna por enriquecerles y ostentarles como no se merecen, pues si el mundo mejor repartido fuera, nada de esto seria, un corazón noble ya no se encuentra, solo en aquellos que no miran si tienen o no tienen, y ayudan sin avaricia, en la conciencia de un sueño de vidas y aspiraciones mejores, que buscar consuelo en una botella.