miércoles, 31 de agosto de 2011

XVIII



XVIII


Mírame a los ojos y dime que ves,
Mírame de cerca, no sientas vergüenza,
Confía, acércate a mi presencia,
Te espero desde siempre,
Con los brazos abiertos te acojo,
Sin dudar en ningún momento,
De que llegarás hasta mí.

Mi alma te busca en cada alo de luz,
Asciende al cielo a encontrarse con la tuya,
A enlazar sus auras como si fueran una,
Somos una, somos ambas la una de la otra,
Somos el deseo que en nosotras vive,
La esperanza echa carne,
La pasión renovada en la vida.

El fuego consume el hálito del tiempo,
Y da fuerza al amor que nos consume,
Un impulso de determinación,
Que provoca terremotos a nuestro alrededor
Dicha y lujuria en nuestros corazones,
Y esa mirada luminosa…

Que nos abre el camino al futuro,
A nuestro destino,
Al hogar que siempre creamos en ése templo,
Que llamamos fe,
Y allí seguiremos siendo la una de la otra,
Y por siempre una sola.


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