miércoles, 31 de agosto de 2011

XIX


XIX

Intensamente me mirabas,
Me derretía ante tus ojos,
Gemía desesperadamente,
Perderme en ellos sería un alivio,
Una locura incandescente,
Un deseo abrasador,
Colmarme con tu presencia.

Eres mi señora y yo tu sierva,
Te seguiré mientras me mires,
Siempre que sienta tu deseo,
Siempre que me busques,
Con sólo saber que siga siendo tuya,
Me colmarás de felicidad divina.

Eres la delicia que da calma a mi vida,
Te siento siempre cerca,
Nunca te olvido,
Siempre presente en mis pensamientos,
Nunca lejos de mi alma
Siempre unidas por nuestros sentimientos,
Lejos la una de la otra,
Cerca un corazón del otro.

Yo te siento igual que tu a mí,
Dime que vaya y me rendiré a ti,
Sueño contigo, te tengo ante mí,
Y mi alma pareja a la tuya,
Pasearan por el jardín,
El jardín prohibido a aquellos…
Que no reconocieron la pasión de vivir.

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