jueves, 25 de agosto de 2011


LXV

No laceres mi alma
Con ése silencio
Mortuorio,
Arcángel maldito
En tu vida sufriste,
En tu caída blasfemaste…

Más tu palabra veneno
Nocivo de tu pureza
Que antaño prodigaste,
En la paz y entrega…

Hoy día no es más
Que la sombra de un pasado,
Maldecido al olvido,
Rechazado a su recuerdo
En perjuicio de lo justo.

Oscureciste tus alas
Bello emblema de tu alma,
Destruiste tu espíritu
Columna de tu determinación
Y condición…

Eras sublime digno de adoración,
Dame príncipe caído tu último beso
Libre de lágrimas
Para que tu recuerdo aún sea digno
En mi memoria.


No hay comentarios:

Publicar un comentario